Proceso tras protesta climática en Berlín – Gysi defiende a la última generación
El político y abogado de izquierda representó a uno de los activistas acusados en la corte. Al principio no tuvo éxito.Ver completo
El político y abogado de izquierda representó a uno de los activistas acusados en la corte. Al principio no tuvo éxito.Ver completo
Quien no ha sentido ese calorcito que:
– emana un foco encendido;
– se desprende cuando se carga un celular;
– sale por debajo de una licuadora al momento de usarla;
– por algún lado de la nevera;
– del TV;
– del radiador de un automóvil, las llantas, el escape, la carcaza de la caja de cambios;
– del aire acondicionado;
– del motor de un ventilador;
– por los lados de una olla sobre la estufa;
– …
Cada artefacto que utiliza energía “siempre” se calienta. Poco o mucho, pero se calienta. Y ese calor no es por lo que pagamos para obtener luz, sonido, ventilación, “frío”, movimiento, entretenimiento, trabajo. Es calor que se lanza al basurero termodinámico en que hemos convertido la altmósfera.
En el ámbito de la física hacia 1850 se reconoció una “ley” que hasta el momento no ha sido rebatida: la Segunda Ley de la Termodinámica o también Ley de la Entropía. Tristemente al encontrase con palabras como física, termodinámica y (peor aún) Entropía, la gran mayoría de
lectores huye. Sin embargo la Ley de la Entropía los persigue inexorablemente por más que algunos levanten los hombros y dejen aquí la lectura. De la misma manera que nos persigue inexorablemente la luz del día y la oscuridad de la noche que se avecina. Y por noche quiero
señalar ese tiempo de oscuridad que se combate con los focos encendidos que emanan ese calorcito que se siente. De cada foco encendido emana calor, en cada habitación, en cada poste de cada calle, en cada estadio. ¿Cuánto focos habrá encendidos en éste momento en la rotativa noche del planeta? Diría que son varios cientos de millones, mejor varios miles de millones, billones. Y todos emanan calor.
Si envolvemos un foco con una tela en pocos minutos sentiremos que se ha calentado mucho más que sin la tela. Obviamente no veremos la luz. Y si la tela es gruesa sentiremos que la temperatura será más alta en menos tiempo y quizás se dañe el foco. La tela actúa evitando que el calor pase al aire que lo circunda y se va acumulando en la tela elevando su temperatura y la del foco. Así mismo actúan los gases de efecto invernadero sobre el planeta, hacen que se acumule el calor y suba la temperatura.
Si, cada foco encendido, licuadora, auto, motor, cargador, etc. etc. emana calor. Total, la pregunta es: ¿Qué vamos a hacer? Somos, dicen los que dicen que saben, cerca de ocho mil millones de habitantes en el planeta con más de un foco por persona y cada persona aspirando a una variedad de esclavos electromecánicos de acuerdo con los impulsores de una forma de vida globalizada/globalizante en la que reinan las premisas de comodidad y velocidad, haciendo creciente tanto ese número de esclavos electromecánicos como su tiempo de uso. Y todos
emanando ese calorcito que se siente.
El cuidado de un bebé suele ser máximo, por instinto y por aprendizaje. Requiere delicadeza, prontitud y buen juicio tanto como intuición. Una criatura en sus primeros meses realmente requiere poco, así el mercantilismo empuje publicitariamente a sobre-satisfacer las pocas y
cruciales necesidades de la criatura. Paralelamente podría decirse que cuidar la (criatura) energía, tan invisible como omnipresente, requiere delicadeza, prontitud y buen juicio tanto como intuición.
El Cuidado de la Energía, sospecho, requiere hoy aprendizajes variados que conduzcan a conductas delicadas en su uso, que minimicen las inevitables consecuencias por errores de manejo.
Mauricio Gnecco enero 2023
La empresa pública noruega Statkraft ha propuesto construir dos centrales eólicas en montes de Gipuzkoa, con la participación de comunidades locales y empresas como Fagor. El Govern de la Generalitat ha anunciado que instalará placas solares en los edificios públicos para su autoconsumo.Ver completo
En este informe, publicado en mayo de 2022, analiza a instituciones financieras que, entre otras cosas, invierten en empresas mineras que violan los derechos de los pueblos indígenas, prestan a fabricantes europeos de pesticidas que venden sus productos tóxicos a países con estándares menos estrictos. Facilitan la colocación de bonos para empresas de defensa que operan desde Beneficio de la guerra en Yemen. En conjunto, las empresas examinadas en el informe suman más de 31.000 millones de euros en financiación empresarial, el volumen de inversión supera los 15.000 millones de euros. Las instituciones financieras examinadas no solo se benefician del apoyo financiero de las empresas examinadas, sino que en muchos casos hacen posible tales modelos de negocio en primer lugar gracias al capital aportado.
Descarga el informe aquí Informe en español
POR: JIMENA O. en pijamasurf.com
En una reciente conferencia en Pamplona el ideólogo francés del decrecimiento, Serge Latouche, expuso lúcidamente sus ideas en torno a la ilusión del crecimientto infinito en un planeta finito y su propuesta de una transformación hacia una visión cualitativa y no cuantitativa de la producción.
Latouche dice que desde la revolución industrial se ha fomentado la idea de que “mañana es siempre mejor que hoy” y que “más es siempre mejor”, en la carrera indetenible del progreso a dominar la naturaleza y apilar bienes materiales. Sin embargo, este crecimiento, en teoría infinito, se ha convertido en un concepto perverso que incluye crecimiento de las enfermedades, de la contaminación, de la intoxicación bajo la creencia de que todo crecimiento es bueno. Atinadamente Latouche ve en el crecimiento una especie de religión donde el consumo es el rito de esta creencia.
En nuestra sociedad “se cree que el producto intenro bruto” es esquivalente a la felicidad, lo cual hace necesariamente que el ciudadano consuma más para que sigan creciendo el producto interno bruto y porque cree que consumiendo encontrará esta mítica felicidad asociada con objetos de consumo y los estilos de vida que representan.
Desde su punto de vista “vivimos fagotizados por la economía de la acumulación que conlleva a la frustración y a querer lo que no tenemos y ni necesitamos”, lo cual, afirma, conduce a estados de infelicidad. “Hemos detectado un aumento de suicidios en Francia en niños”, agregó, para aludir más adelante a la concesión por parte de los bancos de créditos al consumo a personas sin sueldo y patrimonio como sucedió en Estados Unidos en el inicio de la crisis económica mundial. Para el profesor Latouche, “la gente feliz no suele consumir”.
Por todo esto Latouche cree que eventualmente el sistema capitalista de desplomará de manera traumática.
Esta semana conversamos con el científico brasilero Everlon Rigobelo profesor de la Universidad estadual Paulista (Unesp), agrónomo y experto en microbiología, quien tiene una propuesta para salvar nuestros suelos de la degradación: usar las bacterias como fertilizante. La iniciativa del profesor Everlon llamó nuestra atención cuando la conocimos en una revista científica y nos pareció curiosa, pero hablando con él, comprendimos que su idea consiste en revivir los pasos que dio la naturaleza para afianzar la vida en la tierra.
¿Podemos imaginar un futuro en el que cada ciudad y sus ciudadanos reivindiquen una conexión profunda con su entorno, historia, patrimonio, cultura, sistemas de conocimiento y bienes comunes? ¿ Un futuro en el que cada individuo comparta una relación cordial y compasiva entre sí y con el resto de la naturaleza? ¿Un futuro donde su gente sea cuidada y viaje hacia un mundo más inclusivo y justo? Este artículo busca explorar algunas de las actividades y procesos que se pueden trabajar en un espacio de ciudad desde un nivel de acción individual hasta un nivel comunitario y de gobernanza para lograrlo, a través de algunas de las iniciativas existentes en el país.
Desde hace siete años, querstadtein ofrece recorridos por Berlín dirigidos por personas que antes vivían en la calle de una manera que muy pocas personas conocen
¿Qué sucede realmente con los concesionarios de automóviles cuando los motores de combustión interna son cosa del pasado? Podrían convertirse en agencias de transformación para un cambio de tráfico, dice la casa de movilidad Golbeck en el noreste de Berlín. Y hazlo tú mismo.