BUSCANDO ALTERNATIVAS MÁS ALLÁ DEL DESARROLLO
Miriam Lang y Raphael Hoetmer
Este libro es el resultado de un esfuerzo colectivo. De hecho, ha sido escrito por colaboradores de todo el mundo: mujeres, hombres, activistas y académicos de contextos socioculturales y horizontes políticos muy diferentes, que dan testimonio de una diversidad aún mayor de cambios sociales. Su propósito común es mostrar no solo que existen alternativas, a pesar del mantra neoliberal del “fin de la historia”, sino también que muchas de estas alternativas se están gestando actualmente, a pesar de que en muchos casos permanecen invisibles a nuestros ojos.
Este libro reúne una selección de textos que narran procesos transformadores y emblemáticos en todo el mundo, ya que han sido capaces de cambiar sus realidades sociales situadas de múltiples maneras. De forma simultánea, estos procesos han logrado abordar diferentes ejes de dominación y anticipar formas de organización social que configuran alternativas a las lógicas mercantilizadoras, patriarcales, coloniales y destructivas del capitalismo moderno. Estos procesos, por supuesto, han enfrentado una serie de desafíos y contradicciones, tanto interna como externamente, que resultaron en un amplio abanico de logros transformadores en la práctica. Sin embargo, y tal vez precisamente debido a sus fracasos parciales, todos han producido una variedad de aprendizajes. En este sentido, este libro no tiene la intención de idealizar las luchas sociales que presenta. En lugar de eso, busca describir sus contextos, condiciones y evolución compleja a través del análisis honesto y solidario con aquellos involucrados para contribuir a los conocimientos de los movimientos sociales, pueblos y colectivos que promueven un cambio emancipatorio en múltiples dimensiones.
Las ballenas francas llegan todos los años desde la Antártida a la costa argentina para reproducirse. Pero el impacto negativo de la pesca y la actividad petrolera han desequilibrado su entorno natural. La nueva amenaza de los gigantes marinos viene ahora de la propia naturaleza: las gaviotas que las picotean para alimentarse. Científicos y sociedad civil impulsan iniciativas para protegerlas.
Con casi dos mil especies de pájaros, Colombia es un paraíso para los amantes de las aves. Esta riqueza ha dado alas a diversos emprendimientos con perspectiva conservacionista. Visitamos una agencia especializada en la observación de aves en los maravillosos bosques del Quindío, una reserva dedicada a la protección y reproducción del cóndor de Los Andes en Cundinamarca, el jardín fantástico de los colibríes y una empresa de safaris en los Llanos del Casenare.
En el año 2000, Perú aprobó una ley que regula la preservación de las rompientes idóneas para hacer surf y que prohíbe construir infraestructuras que puedan afectarlas. Recién 13 años más tarde se la reglamentó, cuando los triunfos del equipo peruano de surf y la euforia que se desató por el deporte de la tabla dieron a los políticos el impulso que les había faltado hasta entonces. En 2016 la ola de Chicama, que tiene la fama de ser la más larga del mundo, se convertía en la primera ola en estar protegida por ley. La defensa de las olas tuvo un enorme impacto en la defensa del medio ambiente y en el turismo, una enorme fuente de divisas para Perú.
Radio Sayaxché es una emisora de Petén, al norte del Guatemala, que trabaja por los derechos civiles y la defensa del medio ambiente con el apoyo de DW Akademie. Líderes sociales e indígenas transmiten sus programas en q’eqchí y español y dan impulso al desarrollo de la comunidad. La radio pertenece al Instituto Guatemalteco de Educación Radiofónica, IGER, que ofrece educación formal a distancia.
Reportaje: Verónica Marchiaro
Cámara: Eric Salguero
En la cuenta larga del valle cochabambino, uno de espacios más valorados y admirados por su belleza y fertilidad ha sido la campiña de Cala Cala. De hecho, cuando el inca Tupac Yupanki consolida este territorio para el imperio, Cala Cala es el lugar donde construye un “pequeño patrimonio” personal, incluyendo un aqllawasi (casa de mujeres vírgenes del inca) y baños. Innumerables arroyos y vertientes de agua la atravesaban, convirtiéndola en una zona húmeda y exuberante.
Cala Cala ha sido celebrada por poetas, cronistas e historiadores. Alcides D’Orbigny, quien estuvo por la ciudad en 1832, la definía como “el bonito caserío de Calacala, con sus árboles verdes, lugar de cita de los paseantes, sitio elegido para los paseos campestres de los ciudadanos”. Julio Rodríguez, prócer de la élite local, en una biografía familiar recordando la década de 1860, hablaba de los recorridos para “k’uquear” por las huertas de Calacala”. A fines de 1910, el protagonista de la novela de Demetrio Canelas, “Aguas Estancadas”, organiza una fiesta en las «suaves frondas del verdeante bosque de naranjos de Calacala»; y describe: «Nada más bello y amable que aquella floresta de Calacala, reclinada a las faldas de la cordillera del Tunari”. La misma Adela Zamudio tenía una pequeña casa de campo en Cala Cala, donde se refugiaba los fines de semana para escribir, atender a los sobrinos y su jardín.
La magnificencia de la campiña calacaleña impulsó a Nataniel Aguirre proponer a esta parte del valle como el probable escenario del bíblico paraíso terrenal. En una escena de la novela Juan de la Rosa, el protagonista, Juanito, está a punto de enfrentar a Padre Arredondo, por sus inclinaciones a favor de los patriotas. A punto de recibir un duro castigo, Juanito reflexiona sobre el clima y el paisaje valluno de Cala Cala:
“¡Benditos meses de marzo y abril! ¡De cuánta gala sabéis revestir vosotros la hermosa tierra en que he nacido! Si los demás meses del año se os pareciesen, si a lo menos los de septiembre y octubre no fueran tan mezquinos de lluvias y quisieran estimularse con el ejemplo del generoso febrero, para impedir que el sol sediento se beba toda el agua del Rocha y de las lagunas, yo sostendría con muy buenas razones que Eva cogió el fruto prohibido en Cala Cala, aunque me trajesen juramentado al Inca Garcilaso de la Vega, para que declarase a mi presencia que los españoles hicieron venir de la Península el primer árbol de manzanas; porque el Génesis no dice que fue aquel fruto precisamente una manzana, y pudo ser una chirimoya, una vaina de pacay o cualquier otro de los deliciosos frutos de nuestros bellísimos árboles indígenas.”
Aguirre está situando un mito cosmogónico según la tradición judeo cristiana, en el valle, pues está emplazando en Cala Cala el origen de la creación del mundo, otorgando a la campiña, por tanto, un sentido más allá del tiempo histórico. Este es un mito bioregional, pues está articulado a la ecología de la zona, y el novelista escribe desde el conocimiento de su hábitat.
Los mejores meses del año en Cochabamba han sido los de la temporada lluviosa, entre febrero a abril particularmente, donde el valle, en este caso Cala Cala, se torna verde y florido; época de abundancia de frutas, maíz, trigo, papa. Es el momento paradisíaco. Mientras que, entre agosto a noviembre, la lluvia está ausente, la humedad disminuye y el agua (incluyendo el del río Rocha) es escasa. Aguirre sabe y lo retrata
Lucas Cranach the Elder – Adam and Eve
Respecto a la fruta prohibida, efectivamente en Génesis 3:1-3 leemos: “La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahvé Dios había hecho. Dijo a la mujer: «¿Cómo os ha dicho Dios que no comáis de ninguno de los árboles del jardín?» Respondió la mujer a la serpiente: «Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Más del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte.» El texto bíblico no explicita que haya sido una manzana la fruta que sedujo a Eva y Adán (especie introducida por los españoles, como Garcilazo de la Vega podría atestiguar), imagen construida por el cristianismo oficial. Pudo haber sido alguno de los sabrosos “árboles indígenas» del valle cochabambino, como el pacay o la chirimoya.
Hoy, Cala Cala, como en el pasado, continúa siendo una zona donde habitan las elites de la ciudad, aunque los cambios son evidentes. La sensación de Juanito respecto a la sequedad del valle durante una época del año, hoy es lo normal: el “sol sediento se ha bebido” las aguas superficiales y subterráneas, las áreas de cultivo y la masa arbórea han desaparecido en pro del cemento y la urbanización kitsch. Tal el paisaje dominante cala caleño. Solo nos queda la memoria literaria de este hermoso mito de creación valluno.
2020 es el año que cambió el mundo tal como lo conocíamos.
A medida que el coronavirus se ha expandido por el planeta, destruyendo la salud y la riqueza de muchos países, también se han vuelto más aparentes la desigualdad, la injusticia social y los efectos a largo plazo del racismo sistémico.
El confinamiento es «el mayor experimento psicológico de la historia»: Elke Van Hoof, experta en trauma y estrés
Al mismo tiempo se han multiplicado las protestas contra esas injusticias. Desde el movimiento Black Lives Matter a la lucha por cerrar la brecha de género, ¿pueden los seres humanos dar un vuelco a su realidad y construir una sociedad mejor a partir de las ruinas de la pandemia?
El historiador holandés y fenómeno en las redes sociales Rutger Bregman cree que ésta es nuestra mejor oportunidad para hacerlo.
«Proyectos estúpidos de filantropía»
Los libros de Bregman, especialmente «Utopía para realistas», han sido traducidos a más de 30 idiomas y han sido leídos por millones de personas en el mundo.
El historiador se volvió famoso por usar la historia para desmantelar el mito del misántropo, la idea de que, ante la primera oportunidad, los seres humanos demuestran que son egoístas por naturaleza.
Bregman promueve colocar en cambio otra cualidad como valor central: la benevolencia o amabilidad.
El autor se volvió una sensación de la noche a la mañana cuando le dijo a un grupo de millonarios reunidos en el Foro Económico Mundial en Davos que «dejaran a un lado la hipocresía».
«Volaron en 1.500 jets privados a este encuentro para escuchar hablar a David Attenborough sobre cómo estamos destruyendo el planeta», señaló Bregman.
El historiador agregó que en lugar de debatir «proyectos estúpidos de filantropía» los magnates debían centrarse en cambio en «el problema real de la evasión de impuestos, y en cómo los ricos no están aportando lo que deben».
Cada crisis puede ser una oportunidad de cambio
«Los historiadores saben que las crisis pueden ser coyunturas decisivas para la sociedades», dijo Bregman a la BBC.
Hablando por Zoom desde su casa en Holanda, el historiador no sonó muy optimista en un principio.
«Es fácil imaginar cómo la crisis del coronavirus puede conducirnos a un callejón oscuro. La historia nos dice que aquellos en el poder tienden a abusar de estas crisis», afirmó.
«Basta mirar al siglo XX: el incendio de la sede del Reichstag, el Parlamento alemán, en 1933, y el ascenso de Hitler es un ejemplo. Y luego de los ataques en las Torres Gemelas hubo dos guerras ilegales y operaciones masivas de vigilancia de los ciudadanos por parte de los gobiernos».
Pero también hay razones para mantener la esperanza, ya que ideas que hace unos pocos años eran consideradas «demasiado radicales» se están volviendo populares.
Bregman se refiere a ideas como «mayores impuestos para los ricos», o un nuevo «acuerdo verde» (green deal) para combatir el cambio climático, o un ingreso universal básico para erradicar la pobreza.
«Hace cinco años, ninguna de esas ideas estaban sobre la mesa», afirmó. Pero ahora «son discutidas por gente que toma decisiones en todo el mundo».
Acabar con el racismo, la desigualdad y la pobreza
Bregman apunta a una especie de paradoja: a menudo, cuando las cosas parecen peores que nunca, es porque ya comenzaron a mejorar.
«Cuando ves la indignación ante la desigualdad, la pobreza, el racismo, es porque estás comenzando a ver progreso».
Bregman pone como ejemplo el movimiento Black Lives Matter en Estados Unidos y otras partes del mundo.
«Podemos pensar que el racismo está empeorando, pero ahora estamos hablando sobre él más que nunca».
«El racismo está arraigado profundamente en nuestra historia», afirma el historiador.
Pero ver que la gente lo rechaza y denuncia globalmente «es un motivo de esperanza, ya que muestra que podemos y debemos cambiar esta realidad».
El autor aplica el mismo razonamiento a la evasión de impuestos.
«Todas las multinacionales, todos los billonarios que esconden su dinero en paraísos fiscales… Estos son temas que nadie discutía hace 15 años».
Pero ahora más y más personas critican esas acciones y las consideran inaceptables e inmorales.
«Hablamos sobre este tema cada vez más y nos causa indignación».
Quién importa en la sociedad
Para Bregman, uno de los momentos más interesantes de la pandemia ocurrió cuando los gobiernos elaboraron listas de «trabajadores esenciales».
«Cuando ves estas listas te preguntas, ¿dónde están los banqueros y los gerentes de los fondos de inversión?».
Todo el mundo se dio cuenta de que «los trabajadores que realmente eran importantes eran los recolectores de basura, las maestras y los maestros, las enfermeras y los enfermeros…».
«Los trabajadores que no reciben los salarios más altos, o que ejercen las profesiones menos prestigiosas, resultaron ser esenciales».
Bregman cree que éste puede ser un momento definitorio para los niños de toda una generación que aún deben elegir a qué dedicarse «cuando sean grandes».
«Podríamos repensar el valor del trabajo. En las década de los 80 y 90, para muchos jóvenes el éxito significaba trabajar en Wall Street o Silicon Valley.»
Pero tal vez los adolescentes y niños de hoy en día piensen: «Quiero hacer un trabajo que realmente haga una diferencia, quiero contribuir algo de valor a la sociedad».
Pago justo y respeto
«Estamos hablando aquí de dos cosas: la redistribución del respeto y la redistribución del ingreso».
Y hay algo más: «La idea de un ingreso universal básico, dar a cada persona un ingreso que sea suficiente para cubrir sus necesidades básicas de comida, techo y vestimenta».
Bregman afirma que el ingreso universal básico sería una forma efectiva de combatir la desigualdad, la pobreza y la inestabilidad laboral.
Y ese ingreso también daría a los trabajadores esenciales mal remunerados «mucho más poder de negociación» a la hora de realizar una huelga.
«Sabemos por investigaciones recientes que en las economías modernas, cerca del 25% de los trabajadores piensa que su trabajo no agrega nada de valor».
A menudo estas personas «tienen salarios fabulosos y fueron a las mejores universidades» pero aún así no saben cuál es el valor de su aporte.
«Es un verdadero desperdicio que no podemos darnos el lujo de permitir. Espero que la crisis del coronavirus también promueva cambios en ese sentido».
Bregman quiere que la gente deje de pensar «estoy cansado de escribir informes que nadie va a leer», y afirme en cambio «podría hacer algo valioso con mis habilidades y talentos».
La generación que cambiará el mundo
«Lo que estamos viendo ahora es un vuelco generacional», señaló Bregman.
Greta Thunberg
La gente joven de hoy en día «es la generación más progresista que jamás existió».
«Estos jóvenes son prodemocracia, quieren cambios, son conscientes de los peligros del cambio climático y están indignados ante la creciente desigualdad».
Bregman cree que si se permitiera votar solo a los menores de 40, habría gobernantes muy diferentes en el mundo.
«En Reino Unido, los Laboristas ganarían en todas partes. Y en Estados Unidos, Bernie Sanders sería el candidato con más probabilidades de ganar las elecciones presidenciales en noviembre».
«Seas de izquierda o de derecha, debes aceptar una realidad: esta nueva generación va a cambiar todo».
«Supervivencia de los desvergonzados»
Algo que impulsa a la generación joven, según Bregman, es el rechazo de la actual élite y su comportamiento, que les resulta intolerable.
«Las élites elaboran las reglas para el resto del mundo, pero esas reglas no se aplican cuando se trata de ellas mismas».
Bregman citó varios ejemplos.
«Mira lo que sucedió en Reino Unido con el asesor principal del gobierno Dominic Cummings. Claramente violó las reglas del confinamiento, pero no renunció».
«Esto es algo que podríamos llamar supervivencia de los desvergonzados».
El historiador afirma que una de las características más extraordinarias de los seres humanos es su capacidad de sentir vergüenza o remordimiento. «Es algo muy importante para que funcione la sociedad»
«Somos una de las pocas especies en todo el reino animal que puede sonrojarse. Es muy, muy importante que podamos hacerlo, porque esto nos permite confiar unos en otros y cooperar», afirmó Bregman.
«Pero cuando lo piensas, ¿cuándo fue la última vez que alguien como Boris Johnson en Reino Unido o Donald Trump en Estados Unidos se sonrojaron o avergonzaron por algo?».
«Creo que es muy preocupante que hayamos construido estos sistemas políticos que permiten la supervivencia del desvergonzado. Ya no somos muy eficientes a la hora de monitorear a los que están en el poder y hacer que respondan por sus acciones», agregó Bregman.
«Hay mucho trabajo por hacer en ese sentido».
Olvida el optimismo, se trata de la esperanza
Si Bregman fuera a dar un consejo a alguien de 15 años, ese consejo sería: «No tienes que ser optimista. El optimismo es una forma de complacencia».
El historiador quiere que la gente joven vea con desconfianza el mensaje de que «todo va a estar bien».
«Claramente eso no es cierto. Hay muchas cosas muy, muy preocupantes: el cambio climático, la extinción de especies…».
Y hay mucho trabajo por delante: «Debemos hacer algo que jamás se logró en tiempos de paz, debemos revolucionar y transformar completamente toda nuestra economía en apenas un par de décadas».
«Lo que sí puedes tener es esperanza, algo que es muy diferente del optimismo», afirmó Bregman.
«La esperanza incluye la posibilidad de cambio. Es lo que te impulsa a actuar y a ser parte de la solución».
«Y hay muchas razones para tener esperanza: pensemos en los últimos cinco años».
«Hemos visto el mayor movimiento de justicia climática en la historia, disparado por una adolescente sueca de 16 años. Hemos visto las enormes protestas contra el racismo en Estados Unidos, las mayores durante mi vida…».
«El espíritu de estos tiempos está cambiando y estamos entrando en una era diferente, tanto en la ciencia como en la sociedad», señaló el historiador.
«Nuestro superpoder secreto como especie es cooperar, y eso está ocurriendo ahora mismo».
«El cinismo está obsoleto. Es la era de la esperanza».
La economía circular ofrece una alternativa al actual modelo de producción, basado en una cadena de valor lineal que genera residuos en todas las etapas, desde la extracción de materias primas hasta la generación de residuos, pasando por las fases de fabricación, distribución y consumo. La alternativa consiste en prolongar la vida económica útil de los materiales y los recursos tanto como sea posible, reduciendo al mínimo la generación de residuos.
En el libro Energy Transitions: History, Requirements, Prospects, su autor Vaclav Smil, reúne ordenadamente los orígenes y la prospectiva para la TRANSICIÓN ENERGÉTICA, considerada como uno de los cambios más importante que debe acometer la humanidad en el corto y el mediano plazo frente al dramático estado climático, social y económico del mundo.
Dicha TRANSICIÓN ENERGÉTICA ha sido adoptada bajo diferentes variantes como Política de Estado en no pocos países en los que vive una buena parte de la población mundial.
Tristemente el Estado Colombiano no solo permanece muy a la saga de este cambio, sino que actúa como barrera y evitando que lo jalone la sociedad civil y lo ponga en práctica.
En términos simples, la actual dinámica sociopolítica global de la energía se podría describir en dos tendencias; la primera enfocada a más energías fósiles y menos acciones ambientales; la segunda que propende por más acciones ambientales y menos energías fósiles. Un continuo que permite ubicar a cada país/región en un contexto sociopolítico evolutivo en el cual se mueven los grandes conglomerados de la energía actuando en función de sus intereses y por lo general enfrentados a movimientos sociales de carácter ambientalista. Casi todos esos conglomerados de la energía tienen entre sus accionistas a grandes fondos de pensiones de los países desarrollados y de países en vías de desarrollo, lo cual genera no pocas contradicciones.