Jairo Restrepo es toda una institución en el campo de la agroecología mundial; su nombre y el de su proyecto, que bautizó “La mierda de vaca” se confunden y dan la sensación de ser lo mismo. Nació en Colombia pero su trayectoria de vida está vinculada a otros países y muy particularmente a Brasil, desde donde hace 40 años empezó a irrigar al mundo entero una propuesta que es a la vez filosofía de vida, proyecto social y práctica cotidiana: La agricultura orgánica más conocida como agroecología.
Un equipo de gestión pragmático y jóvenes altamente motivados aseguran que la ahora obsoleta asociación Fabrik für Handwerk, Kultur und Ökologie eV no comience a meterse bajo la túnica económica alternativa.
La autora Octavia Butler predijo gran parte de lo que sucede hoy hace 30 años. Ella dibuja una perspectiva sombría pero no desesperada.
California enfrenta olas de calor mortales, escasez de agua e incendios forestales Foto: Noah Berger/ap
Se acerca el fin del mundo. Más probable. Porque nosotros como humanidad estamos lejos de dar los pasos necesarios para evitar la catástrofe climática y las consecuencias sociales asociadas. Sin embargo, la ruina no se parecerá a la que imaginamos en libros y películas: la tierra tiembla, el cielo se oscurece, lamentos y gritos de dolor resuenan por todas partes, la tierra se abre y se traga a grandes y pequeños, a viejos y a jóvenes, a ricos y pobres sin ninguna diferencia.
No, no viene de repente, sino en oleadas y en diferentes momentos. Afecta a regiones y personas de manera desigual. La autora de ciencia ficción Octavia E. Butler describió esto de manera muy realista en su “Serie Parabola” en la década de 1990. Si quieres saber cómo podría ser nuestro futuro distópico, deberías leer estos libros. En él describe un “ cambio climático ” que provocará olas de calor mortales, escasez de agua, bosques quemados y tormentas violentas en California en la década de 2020, entre otros lugares.
Suena familiar, ¿no? El personaje principal, Lauren, vive en una pequeña comunidad que se protege de bandas agresivas con paredes altas y armas. Los que tienen dinero se protegen con alambradas y cercos eléctricos, pagan a la policía, que sólo se interesa por los ricos, o contratan servicios de seguridad armados. El dinero también hace posible mudarse a Canadá o Rusia, donde la crisis climática no ha golpeado tan fuerte. La economía, el estado y las estructuras sociales todavía funcionan allí.
El agua no se está volviendo cada vez más cara allí. Sin dinero, un escape es difícilmente factible. Las fronteras están cerradas, el camino amenaza la vida. Los peligros se intensifican cuando EE. UU. lanza una guerra contra Canadá y Alaska. Si no tienes dinero, eres vulnerable. Ese ya es el caso hoy. Pero cuando el mundo se derrumba a tu alrededor, esa vulnerabilidad se convierte en un peligro agudo. Las mujeres pobres en particular temen la amenaza permanente de la violencia sexualizada .
Ola en el desastre
Bastan unos pocos despiadados y dementes para poner en marcha una dinámica de desconfianza y miedo y con ello una espiral de violencia. Las descripciones de Butler son realistas. Después de todo, el fin del mundo debido a la catástrofe climática ya ha comenzado, aunque aquí todavía no nos ha golpeado tan fuerte. En algunas partes del mundo, las temperaturas subieron hasta los 60 grados este verano. Tales olas de calor vendrán cada vez más a menudo.
No lenta y constantemente, sino en ráfagas de olas: habrá veranos menos calurosos, con menos incendios forestales y menos severos. La gente que no quiere saber entonces dice: “Bueno, es un día fresco, ¡no es tan dramático!” El próximo verano, sin embargo, se batirán nuevos récords de calor nuevamente, nuevos incendios e inundaciones destruirán regiones enteras. Afecta más a los viejos que a los jóvenes, a los enfermos más que a los sanos, a los pobres más que a los ricos.
Las crisis económicas asociadas favorecen las crisis políticas, la violencia y el fanatismo. Butler describe un cambio a la derecha. Estados Unidos elige un presidente que llama a “Estados Unidos primero” ya una conversión radical a los valores cristianos. Agita contra los que piensan diferente y las minorías. Algunos de sus seguidores son violentos. Este Presidente lo niega o dice no tener nada que ver. Muchos esperan que una mano fuerte restablezca el orden en el país.
Con este liderazgo autoritario vienen personas que abusan del poder que conlleva. Los autoproclamados “cruzados” fuertemente armados asaltan, roban e incluso esclavizan a grupos vulnerables como los refugiados y los pobres. Lo hacen con la ayuda de un collar “inteligente” que causa un dolor terrible con solo presionar un botón y niega a los esclavizados cualquier oportunidad de resistir.
Aunque la esclavitud todavía está oficialmente prohibida, las leyes pertinentes se han debilitado con el tiempo hasta tal punto que los derechos humanos y civiles en realidad solo pueden ser reclamados por personas con dinero. Probablemente no sea exactamente así, pero va a ser similar. Muchos verán los derechos civiles como una tontería decadente frente a la fatalidad. Al menos mientras ellos mismos sean tan privilegiados que no tengan que aprovecharse de ellos.
Los pobres están peor
Las personas a las que ya no les importa o que odian proteger a los vulnerables tendrán dificultades para hacerse valer. La polarización, que ya hoy se lamenta mucho, aumentará sobre todo allí donde la situación es especialmente mala. El eco-terrorismo aumentará en el futuro. Las personas que ya se ven a sí mismas como víctimas del terror fascista porque una sentada los retuvo durante media hora, entonces se asustarán por completo y algunos ciertamente se volverán violentos.
Esto creará una espiral de violencia, tal como la describe Butler. Aquí no se debe dibujar ninguna imagen negativa del hombre. La mayoría de la gente es básicamente buena. El problema es que las dinámicas negativas pueden ser puestas en marcha por malos eventos y unos pocos actores muy agresivos. No sucederá al mismo tiempo y para todos. Pero sucederá. Más frecuentemente.
O nosotros, como humanidad, todavía logramos organizarnos de tal manera que creamos un buen futuro para todos. Butler también informa sobre esto en sus libros. Es decir, Lauren funda una nueva religión muy cuerda y une fuerzas con otros en una comunidad libre y amistosa. Algo así también es posible. Lo más probable es el inminente, no simultáneo e injusto fin del mundo.
El Theatre am Rand en Oderbruch sirve tesoros: teatro, música, cine, pan de campo, debates ambientales. En vez de entrada pagas salida. El músico Tobias Morgenstern construyó la obra de arte sustentable en “desobediencia anticipatoria”.
Bruno Vasquetto y su familia tienen una finca en Córdoba, Argentina, donde practican desde hace varios años una manera alternativa de criar vacas para el consumo de su carne. Algunos llaman a este conjunto de nuevas prácticas “carne agroecológica” pero él prefiere llamarlo ganadería regenerativa.
Esta semana nos reunimos con Antonio Arbeláez, un antiguo habitante de una ciudad colombiana que un día decidió retornar al campo y adoptar una nueva identidad: la de “neocampesino”, es decir, una persona que se dedica al campo y a la agricultura sin que inicialmente ese hubiera sido su oficio o profesión. Empezó practicando la agroecología pero pronto se vio enfrentado a una cruda realidad: “Sin semillas no hay agroecología” y las nuestras están en peligro. Por eso desde hace 10 años, junto a otras 45 personas, integran una red que se dedica al cuidado de la vida, realizando una tarea muy particular: son custodios de semillas nativas y criollas en el departamento del Quindío (Colombia).
El presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía ve en el viaje del Papa a Canadá una oportunidad para avanzar en otra actitud por parte de la Iglesia católica hacia los pueblos indígenas
El cardenal peruano apoya la campaña de desinversión promovida por la red Iglesias y Minería, para negar apoyo a compañías que atentan contra la Casa Común.
Barreto se solidariza con la diócesis colombiana de Mocoa-Sibundoy, en su rechazo a las donaciones de la minera Libero Cobre dentro de comunidades parroquiales. “Ese dinero es del diablo”, afirma.
En el marco de la más reciente asamblea extraordinaria del CELAM, llevada a cabo en la nueva sede de la institución, un edificio recién construido en el norte de Bogotá, el presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía, Pedro Barreto, respondió a este medio de comunicación una miscelánea de preguntas. Tomado por asalto en un pasillo, los temas de la conversación fueron muy diversos, a saber: la actitud penitencial de la Iglesia en trato con los pueblos indígenas, la prevención de la violencia sexual en ambientes eclesiales, la campaña de desinversión de la red Iglesias y Minería, la negativa de aceptar donaciones por parte de empresas mineras en zonas de conflictos socio-ambientales y la ordenación femenina. Al grano. Aquí la entrevista.
En la Iglesia católica hay quienes conciben tantas buenas acciones en favor de la defensa del bioma amazónico y de los pueblos de esta región como una expresión muy positiva de reparación frente a lo que fueron en la historia otras formas de tratamiento eclesial de las comunidades de estas regiones. Se espera del Papa en Canadá un pronunciamiento penitencial en nombre de la Iglesia y que se solidarice con lo que se ha hecho en materia de reconocimiento frente a los abusos contra los indígenas, para avanzar en otra forma de relacionamiento, a la manera de lo que se está pretendiendo hacer en la Amazonía. Hablemos de esa actitud penitencial.
Cardenal Barreto
No solamente se trata de reparar la naturaleza maltratada irracionalmente, sino que hay que recuperar también la dignidad de las personas que han sido maltratadas y violadas por personal de la Iglesia. Por tanto, la reparación tiene que ser integral. Tenemos que ser muy conscientes que estamos empeñados claramente en no mirar atrás, lamentándonos por algo que no podemos cambiar; pero sí estamos muy decididos a no volver a las graves equivocaciones que tenemos en nuestra conciencia como Iglesia en la Amazonía y en la Iglesia universal. Este reconocimiento nos impulsa a tener, con mayor fuerza, una renovación de todo nuestro trabajo pastoral, desde la REPAM, que está en el territorio, y de la CEAMA, que va a marcar el trabajo pastoral en los próximos años.
¿Cómo promueve la CEAMA la prevención de la violencia sexual en ambientes eclesiales de la Amazonía?
La prevención contra los abusos sexuales y psicológicos es parte, ya, de la identidad de una iglesia. A veces se dejaba un poco a un costado para resolver el obispo y, a veces, de manera equivocada, sin enfrentar la raíz del problema. LA CEAMA, que es la conferencia eclesial de la Amazonía, tiene mucha conciencia de la prevención, de manera trasversal en todas las áreas pastorales que tenemos. En este sentido, gracias a Dios, ya la gente está alerta frente a cualquier signo que pueda haber desde el territorio mismo. No hay ámbitos cerrados, sino un ámbito moral de apertura para poder asegurar de manera efectiva este cuidado de la vida, de la niñez, en toda la Amazonía.
¿Qué acciones de prevención adelantan?
En la Iglesia universal ya hay una guía para los obispos del mundo y en cada diócesis se ha aplicado. Es un manual de funciones para la prevención, con la experiencia amplia que tiene la Iglesia. En este sentido, la CEAMA no está fuera de la Iglesia; por tanto, todo lo que significa la prevención de abusos sexuales está dentro de nuestro trabajo y, además de tener una comisión especializada para eso, estamos siendo muy conscientes de que de manera transversal en cualquier área que se realice la pastoral debemos tener esa actitud de previsión de estas dificultades.
La red Iglesias y minería promueve una campaña de desinversión por parte de sectores de Iglesia a empresas mineras o de explotación de hidrocarburos. Eso de cara al compromiso ético de la Iglesia con estos esfuerzos para el cuidado de la casa común. ¿Cómo participa o puede participar la CEAMA de esas estrategias para ganar autoridad moral dejando de apoyar empresas que explotan los biomas amazónicos? ¿Este tipo de reflexiones qué lugar tiene en la agenda pastoral de ustedes?
Hay dos aspectos que hay que distinguir. Lo primero es que la minería es necesaria para la humanidad, para el desarrollo tecnológico. En segundo lugar, cualquier minería contamina y destruye la naturaleza. Pero aquí hay que tener un equilibrio ético de no dañar más y de manera más constante la naturaleza, porque eso afecta también la vida de la persona. Entonces la Iglesia no está en contra de la minería, pero sí está a favor de una minería responsable, trasparente y que no solamente busque la rentabilidad económica, sino cómo devolver a las poblaciones que mayoritariamente son pobres donde se explota. En el caso de la Amazonía es evidente cómo poder devolver no solamente la riqueza económica, sino también cultural y social que tienen estos pueblos originarios. En este sentido, la Iglesia católica en la Amazonía especialmente está apoyando esta propuesta de desinversión, porque hay zonas en que no se debe invertir y tenemos que ser muy conscientes. Creyentes y no creyentes, científicos o no científicos, dicen: En esta zona no puede haber inversión; y ahí hay que tener mucha unidad para defender esta posición. En otros lugares se puede hacer esta inversión, siempre y cuando se cumplan estrictamente los estándares ambientales altísimos que se deben exigir.
Le cuento una historia. En jurisdicción de la Diócesis de Mocoa, ya un par de veces la empresa Libero Cobre se ha acercado a la comunidad para ofrecer reparaciones a pequeñas capillas de barrio, con donaciones; en medio de un proceso para explotar cobre. El obispo local rechaza ese tipo de irrupción en el escenario de la vida parroquial, diciendo a los católicos que no acepten ese tipo de donaciones, pues es una estrategia de la compañía para ganarse a la comunidad. El prelado invita a proteger el territorio amazónico y a evitar esa explotación. Él mismo se opone a ella. ¿Qué opina usted de ese tipo de acciones de las empresas para entrar a las comunidades con donaciones, a cambio de su visto bueno para una eventual explotación y usando símbolos eclesiales?
Lo primero es respaldar la decisión del obispo. Yo lo he experimentado en mi propia experiencia. Yo he tenido que enfrentarme a Doe Run Perú, una empresa norteamericana corrupta que hacía lo mismo; no solamente con la población sino con el mismo Gobierno, extendiendo una propuesta de remediación ambiental, comprando con dinero. Ese dinero es del diablo, es de la mentira, es de la corrupción; y por eso estas empresas mineras que hacen ese tipo de cosas hay que rechazarlas, porque con el dinero no se puede comprar las conciencias y la vida de las personas. Por eso me alegra muchísimo que el obispo haya tenido esta valentía. En mi propia carne, atentaban contra mi vida, porque decían esto y lo otro. Lamentablemente hay algunos supuestos católicos que apoyaban a la empresa en contra del obispo y de la Iglesia.
El cardenal Rodríguez Maradiaga dice que a él le da lástima que sectores de Iglesia demanden la ordenación femenina o el celibato opcional, sosteniendo que ello forma parte de la reforma de la Iglesia, siendo, según él, en cambio, algo muy superficial. Sin embargo, dichos asuntos tuvieron que ver con un debate muy serio en vísperas del Sínodo amazónico. ¿Ha usted también le da lástima que sectores de Iglesia en función de una mayor atención pastoral en zonas como la Amazonía demanden, bien sea la ordenación femenina o de “viri probati”?
El problema no es sobre decir sí o no a al sacerdocio femenino. El problema es que el papel de la mujer en la Iglesia ahora en este momento es importantísimo para el proceso evangelizador, para la reforma. Yo he hablado con diversos grupos de mujeres y no les interesa ser sacerdotisas, sino que les tomen en cuenta, que valoren su opinión. Por tanto, yo creo que siempre habrá sectores que quieren diluir las exigencias fundamentales de todo cristiano y consagrado. Yo soy un convencido de que el celibato sacerdotal con todas sus limitaciones es una riqueza y un don para la Iglesia. Yo mismo, en mi propia experiencia, ya casi al final de mi vida, doy gracias a Dios porque el celibato ha potenciado mi capacidad de amar a todos y no de quedarme en una familia y un pequeño grupo. Esa es mi vocación, la llamada que Dios me ha dado. Por tanto, me parece a mí que estoy de acuerdo con la afirmación que apela a que algunos, por querer congraciarse, como si fuera una moda, diluyen y bajan las exigencias fundamentales que Cristo mismo nos ha enseñado.
Muchas materias primas se extraen en los países en desarrollo, con consecuencias devastadoras para la naturaleza y las personas. Se necesita aún más litio, cobre, cobalto y bauxita para la transición energética. ¿Se puede ganar responsablemente?Ver completo
Esta semana nuestro encuentro fue con Janna y Bill Beckler, socios desde hace 20 años de Slope Park Food, una de las cooperativas de venta de alimentos más antiguas del mundo ubicada en Brooklyn, Nueva York, que ha inspirado y aún sigue inspirando a gente de varios países para construir un nuevo modelo empresarial para la venta de alimentos y que ha sido llamado “el proyecto social más bonito de Estados Unidos”.
Esta singular iniciativa nació en los años 70 en el corazón de Nueva York. Un grupo de vecinos del sector de Slope Park en Brooklyn iniciaron un “club de compradores” para adquirir los alimentos juntos y ahorrar dinero y tiempo. Esa idea se transformó en una cooperativa que ahora tiene un gran local donde venden alimentos y productos del hogar para sus 20 mil socios que son a su vez los dueños de la empresa y sus empleados.
Solo quienes son socios pueden comprar en la cooperativa. Para poder hacerlo deben trabajar en ella tres horas al mes, realizando las labores de logística y las funciones administrativas que todo distribuidor de alimentos necesita. Este modelo, es el que les permite una disminución de precios de hasta 30% en muchos de los alimentos y productos que venden. Por ejemplo, Bill que en su vida cotidiana es profesional, en la cooperativa tres horas al mes se encarga de partir y empacar los quesos y envasar la canela. Janna, quien también es profesional, ayuda a quien lo necesite a transportar los alimentos comprados hasta el carro o el tren. Ella a veces realiza otras funciones: “Con frecuencia trabajo en la caja registradora. Me encanta estar ahí, porque puedo ver todos los productos y a la vez conversar con la gente”.
El funcionamiento suena fácil pero detrás hay un enorme sentido de pertenencia y una necesidad de lazos comunitarios. Las metas de la Cooperativa son a la vez personales y colectivas: Nos cuentan que se han propuesto lograr tres cosas: “Primero queremos tener comida de muy buena calidad a buen precio. En segundo lugar, queremos ganar una experiencia comunitaria. Por último, la cooperativa nos da la oportunidad de apoyar un negocio pequeño en vez de a los grandes supermercados”.
El tipo de productos que venden en la Cooperativa también está pensado desde la perspectiva del bien común. Privilegian los productos orgánicos, las compras a pequeños productores y procesadores locales y se han propuesto tener un número limitado de estantes de productos que contienen altos porcentajes de azúcar. Una de sus características es que no tienen departamento de mercadeo ni reciben dinero de los grandes productores para exponer los productos en los lugares más visibles de la tienda.
Cuando les preguntamos qué valoran de pertenecer a la Slope Park Food y cuál es el rol que ella cumple en el vecindario nos dijeron convencidos: “Es su centro de gravedad. Muchos socios decidimos dónde vivir de acuerdo a la ubicación de la cooperativa. Ella aporta muchos valores a nuestras vidas, por ejemplo, en la relación con nuestra comida, nuestra comunidad. Lo más importante es que el tiempo que pasamos en ella es muy agradable. No es trabajo que nos pagan, es trabajo que nos da valor porque estamos produciendo para nuestros vecinos y comunidad”.
Este ingenioso modelo empresarial asociativo y comunitario ha inspirado, especialmente en los últimos años, la creación de formas similares alrededor del mundo. Un artículo publicado en el portal TheNews.Coop el órgano de difusión de las cooperativas en idioma inglés, destaca que al menos 18 nuevos mercados se han abierto en los últimos años en Europa, con un esquema similar y reconoce la influencia de la experiencia de los vecinos de Brooklyn. Tres de estas nuevas organizaciones son la cooperativa La Louve (la Loba) ubicada en el corazón de París, The Bees en Bélgica y Alter Coop en Luxemburgo.
No hay duda que la propiedad colectiva de la distribución de alimentos puede ser una de las salidas más ingeniosas y prometedoras para enfrentar el alza de los precios de los alimentos y para construir el tan anhelado comercio justo para productores y consumidores. También es un camino que nos devuelve la soberanía sobre nuestra comida.
Escucha la entrevista completa traducida al español:
Esta semana conversamos con Luis Bracamontes agrónomo y actualmente estudiante de doctorado, gestor junto con otras 30 personas, la mayoría de ellas mujeres, de la Cooperativa “La Imposible” ubicada en la Colonia Obrera de la capital mexicana. Nos sorprendió su juventud y tenacidad para crear y sobre todo para perseverar en un modelo de gestión que como su nombre lo indica, puede parecer irrealizable. Y es que si hay alguna dificultad en este tipo de procesos es construir una alternativa para alcanzar un precio justo.
Nacieron en el 2015 como respuesta colectiva de pequeños productores y transformadores de alimentos que abastecen a mercados de la capital de México. Tenían en común el malestar con las formas de relación dominante generadas por los supermercados, que en la mayoría de los casos resultan nocivas para el productor, el consumidor y el medio ambiente. Así, ese grupo decidió embarcarse en un sueño retador al que llamaron la Imposible porque según afirma “Cuesta trabajo que cada vez más gente se vincule a una forma solidaria”. Pero es que además de las dificultades propias de estos proyectos, aunque aparentemente la cooperativa se parece a otras experiencias de redes alternativas de alimentos, tiene una diferencia sustancial y es lo novedoso de su mecanismo para establecer los precios de los alimentos.
Similar a otros proyectos, La Imposible vende alimentos cultivados o transformados por sus socios que son pequeños productores y procesadores; su oferta incluye entre otros hortalizas, frutas, huevos, pollo, granos, lácteos, chocolate, cerveza y pan artesanal. Cada dos semanas preguntan a los productores, a través de una plataforma electrónica qué productos pueden ofrecer porque algunos de ellos cultivan alimentos de estación o en ocasiones no alcanzan a producir los volúmenes necesarios para garantizar disponibilidad permanente. Con la respuesta recibida conforman una lista que envían a los consumidores, para que hagan sus pedidos, usando también la misma plataforma electrónica. Un pequeño grupo de 15 personas gestiona este proceso, organiza los alimentos en el local, que comparten con otros proyectos comunitariossolidarios y se preparan todos para el día de la entrega que son los sábados cada dos semanas. Ese día los consumidores van y toman su pedido. Cada proveedor fija el precio de su producto. El consumidor conoce ese valor reconocido al productor, que a la vez es la base de lo que él o casi siempre ella debe pagar y opta libremente por aportar entre un 5 a 20% más, por la gestión administrativa realizada.
El novedoso sistema para la fijación de precios les ha permitido garantizar estabilidad para los consumidores y productores a lo largo de todo el año. Obviamente esa confianza en el criterio y compromiso del consumidor nos llamó la atención. Supimos además que han tenido casos en que las personas justifican que no pueden hacer un aporte a la gestión administrativa y también es válido. Le preguntamos a Luis qué tanto confían en la justicia de las decisiones de los consumidores, y nos dijo con toda claridad: “Cuando una organización promueve en sus prácticas una lógica solidaria, la gente reacciona en la misma forma”.
Nos contó además que dentro de sus actividades también asesoran grupos de todo el país, que por fortuna cada vez son más, dispuestos a cambiar las maneras de producir, intercambiar y comercializar la comida. Por ejemplo, realizarán este 22 de junio el “Cuarto taller de organización de redes alimentarias alternativas”.
La cooperativa La imposible nos demuestra que es necesario acudir a la creatividad para alcanzar el objetivo del precio justo para ambos eslabones de la cadena, que han perdido su conectividad y su soberanía en manos de las decisiones tomadas por las grandes cadenas de supermercados. Un encuentro cara a cara entre quienes nos garantizan la comida y los consumidores puede hacernos emerger el rostro de la solidaridad.