Entrevista de Die Wochenzeitung: der Freitag con Harald Welzer (resumen de la entrevista traducido del alemán por Jorge Krekeler)
Harald Welzer está cabreado porque la economía no puede pensar en el capitalismo sin crecimiento. Aquí se explica.
Pregunta: Señor Welzer (HZ), usted ha escrito un libro sobre la austeridad: un elogio de la técnica cultural de parar. ¿Por qué?
HW: Porque como sociedad tenemos que lidiar con problemas de finitud, que no significa otra cosa que: Tenemos que parar (ser más austero, cambiar rutinas). La crisis climática es un problema finito. Si salimos de un rango bastante estrecho de una temperatura adecuada para la supervivencia, entonces la forma de vida humana llega a su fin. La extinción de especies es un problema finito: ya hemos perdido cerca del 70% de las especies de insectos, pero cuando lleguemos al 100%, será el fin de las cadenas alimentarias, la polinización, etc. Al mismo tiempo, nuestra cultura ignora sistemáticamente la finitud. No tenemos el concepto de finitud, no aprendemos a parar, optimizamos. El ejemplo más llamativo de optimización es la sustitución de los motores fósiles de los coches por motores eléctricos: Es evidente que tenemos un problema climático y de
tráfico, pero en lugar de plantearnos qué tipo de locomoción queremos practicar realmente, seguimos con los mismos coches y sólo optimizamos la conducción.
Pregunta: No nos detenemos, sino que nos reorganizamos. ¡Estamos descarbonizando! ¿No crees que es una buena idea?
HZ: …es una buena idea reducir las emisiones de CO2, sin duda. Pero eso solo no será suficiente. Estamos pensando -esto es casi paradójico- en una reducción con un aumento permanente. En términos de consumo futuro de electricidad, por ejemplo, estamos hablando de una multiplicación de lo que se produce hoy. Sólo la industria química, si se electrifica, consumirá tanta electricidad como toda Alemania en la actualidad. Si tenemos un crecimiento económico del dos por ciento y China del ocho, eso significa que tendremos entre un dos y un ocho por ciento más de consumo de todo cada año. Más consumo de todo significa: más energía para obtener materias primas del suelo, del mar, de los bosques. Más energía para convertir los materiales en productos. Más energía para transportar el material por todo el mundo. Con esta lógica de permanente más y más, no será posible superar los problemas de finitud.
Comentario / pregunta: Sí, ¿pero lo permanente cada vez más acaso no es el corazón de nuestro sistema económico, del capitalismo? En otras palabras, si queremos acabar con él, ¿tendríamos que acabar también con el capitalismo?
HZ: Hemos aprendido que el capitalismo es la forma de economía más flexible de todas. Y si algo sabe hacer es adaptarse a las condiciones cambiantes del entorno. No puedo entender que la economía como ciencia no pueda imaginarse una teoría del capitalismo distinta a la dominante: el capitalismo funciona como una bicicleta: en cuanto dejo de pedalear, la cosa se vuelca. La gente que ha estudiado economía ……ha tenido
muchas décadas para pensar en cómo desarrollar realmente una forma económica que no dependa monotemáticamente del crecimiento. Llevamos 200.000 años de historia de la humanidad sin crecimiento en el sentido que se define hoy, y en ese tiempo se han hecho e inventado y mejorado bastantes cosas, así que ¿…por qué toda nuestra existencia y continuidad depende de un (solo) parámetro (que es el crecimiento)? Eso no tiene mucho sentido para mí, especialmente si limita nuestra capacidad de supervivencia, este parámetro.
Comentario: Eso no tiene sentido para ti, pero sí lo tiene.
HZ: ¿Qué quieres decir con eso? (Risas) Toda esta patraña que se enseña en las universidades hoy en día yde la que se nutre la economía estándar y se premia con los premios Nobel es históricamente un producto dela Guerra Fría: ¡el concepto de crecimiento hizo su carrera en la competencia de sistemas en primer lugar! Porque se necesitaban cifras de medición para demostrar qué sistema era el más exitoso y mejor. Los economistas clásicos nunca hablaron de crecimiento. Incluso Ludwig Erhard, antiguo ministro de Economía canciller federal, insospechado de cualquier maquinación socialista, escribe en su libro «Prosperidad para todos» que los economistas deberían pensar en lo que viene después del hipercrecimiento a medio plazo. Lo escribió hace 60 años, pero nunca se ha hecho realidad.
Comentario: Porque el miedo nos desnuda cuando imaginamos una economía que no crece. Entramos en pánico.
HZ: Yo no. No tengo nada de pánico.
Comentario / pregunta: Pero, ¿también cree que es posible (con una economía que no tenga que crecer y crecer) dotar a nuestra sociedad de todo lo esencial para la vida…?
HZ: Sí, claro. ¿Por qué no?
Comentario: De acuerdo.
HZ: … todos somos increíblemente innovadores. Nuestra sociedad está aparentemente preparada para ser innovadora en todos los aspectos, pero no en el pensamiento económico. ¡Esto es una locura! Si el sector financiero cambia ahora y sólo realiza inversiones donde haya una gestión sostenible, entonces algo fundamental cambiará, a nivel de dinero, no de pensamiento. Si cada vez más empresas practican la economía del bien común, entonces utilizarán otros criterios para sus balances además de los monetarios, entonces medirán: ¿Cómo es la justicia hacia los empleados, como es la justicia hacia el medio ambiente? Si los costes medioambientales se internalizan por fin en la producción y dejan de externalizarse, etc., todo ello son planteamientos para un desarrollo social no orientado únicamente al crecimiento. Realmente me pone de los nervios que una sociedad moderna que se autodenomina científica rinda homenaje a esta creencia sin cuestionarla en los puntos relevantes. Me deprime como persona pensante.
Comentario / pregunta: Probablemente, en una economía que se base principalmente en el bien común, que no repercuta los costos a los demás, sino los precios en los costos, tendríamos que rebajar nuestras exigencias. ¿No lo crees?
HZ: … podría ser que uno tenga que prescindir de esas cosas en el futuro.
Comentario: Ahora bien, se podría decir que la compulsión a crecer no sólo concierne al capitalismo, sino que proviene de la disposición del ser humano, al menos desde que se ha hecho sedentario, ha practicado la agricultura, etc. Ese miedo que tenemos a protegernos contra el hambre que viene, que acumulamos cosas porque no sabemos cómo será el año que viene, si el invierno será duro, eso también hace que sea difícil parar lo que estás hablando…
HZ: (Risas) Me hace gracia ahora mismo porque cuando leí el primer libro de (Yuval) Harari, pensé: quizá la idea de que la evolución humana avanza ya ha sido refutada con la revolución neolítica. Tal vez el acto de cazador-recolector era simplemente una forma de vida más inteligente, y la fatalidad comenzó con lo que acabas de describir…. Pero bueno, ya no podemos hacer nada al respecto.
Comentario / pregunta: Hay gente que dice que entonces se inventó el patriarcado y el trigo y el gluten comenzaron su indecible dominación. Mi pregunta es más bien…
HZ: Probablemente los cerebros también se han vuelto más pequeños.
Comentario: … posible. Pero cuando dices que hay que potenciar la técnica cultural de parar, mi pregunta es: ¿nuestra disposición, tal y como está desde que nos hicimos sedentarios, no dificulta precisamente eso?
HZ: Sí, puede ser que todo esto sea difícil. Pero eso no es un argumento para no hacerlo cuando hay que hacerlo. No podemos llegar al siglo XXI con lo que estamos haciendo actualmente. Eso está claro. Nuestra sociedad es como un individuo que se sienta en la consulta del médico con la esperanza de salir en un minuto, con las amables palabras: «Entonces nos vemos dentro de un año». Pero en lugar de eso, el médico dice: «Siéntese, por favor», luego empieza a hojear los expedientes y dice: «Hoy tenemos que hablar un poco más, ya que su vida demanda cambios…». Esta es la situación en la que nos encontramos actualmente, con nuestro excelente modelo de éxito, que desgraciadamente no puede continuar por razones de destrucción de
la naturaleza.
Comentario / pregunta. La escena que acaba de describir estuvo a punto de sucederle de manera similar: El año pasado tuvo un ataque al corazón al que casi no sobrevivió. Si continuamos con su metáfora: ¿Necesitamos como sociedad un ataque al corazón para despertar y darnos cuenta de que realmente tenemos que cambiar algo?
HW: Este infarto metafórico ya se ha producido. Por ejemplo, el acontecimiento con el que empiezo el libro, el accidente del enorme portacontenedores Evergiven en el Canal de Suez esta primavera. El barco se puso de lado porque el canal, que entró en funcionamiento en 1869, no estaba diseñado para un barco con 22.000 contenedores y 400 metros de longitud. Inmediatamente, todo se atasca a la izquierda y a la derecha del
Canal de Suez, la logística se colapsa por todos los puertos, las fábricas se paralizan…. Otro ejemplo de este tipo de infarto en el plano metafórico son las inundaciones que tuvimos en Alemania en verano, o los incendios: la enfermedad ya se está imponiendo, no es algo que esté por venir.
Comentario: Desde luego, no basta con ver y comprender algo. Todavía no conseguimos cambiar nuestro modo de vida.
HW: Sí, pero también es algo desagradable cambiar el modo de vida. Y también es muy desagradable cambiar la economía….Todos nos aseguramos que no queremos cambiar nada y delegamos nuestras esperanzas en los técnicos, los ingenieros y las futuras tecnologías que algún día nos traerán la salvación, pero no tenemos que mover el culo de ninguna manera ni limitarnos. Esa es la gran mentira vital de nuestro presente….. Cuando doy conferencias, por ejemplo a asociaciones empresariales, y luego digo que no habrá una lucha eficaz contra el cambio climático, contra el calentamiento global, sin (abandonar nuestras zonas de confort) pues hay apertura en tales círculos para debatirlo….
Pregunta: ¿Para usted, todo lo que se espera ahora del nuevo gobierno alemán y particularmente del partido verde no es suficientemente radical?
HW: Para mí toca cambiar de rumbo; eso no es ni siquiera radical. Ya en 1972, los autores del estudio del
Club of Rome «Los límites del crecimiento» pedían exactamente eso, un cambio de rumbo, un cambio de
dirección. Eso no es radical, no se trata de una revolución. Se trata de dar pasos importantes para hacer
negocios de forma diferente, para moverse de forma diferente, quizás para vivir de forma diferente, etc.
…..
Harald Welzer, de 63 años, es sociólogo, psicólogo social y profesor de «diseño de transformación». Ha publicado libros sobre numerosos temas, como la investigación de la memoria, el nacionalsocialismo y – recientemente- los retos sociales que plantea el calentamiento global. Actualmente dirige la Fundación Futurzwei. Su libro Nachruf auf mich selbst. Die Kultur des Aufhörens fue publicado por S. Fischer Verlag a
principios de octubre 2021.
Fuente del artículo / entrevista en alemán
Te compartimos el análisis del texto que fue realizado por el grupo de reflexión «Lectura Conspirativa»
La estrategia municipal, que ha recibido el Premio Nacional de Movilidad, está siendo implementada para favorecer las redes peatonales y ciclistas, impulsar el transporte público y pacificar los entornos escolares. Un plan ambicioso que ha generado reivindicaciones de mayor accesibilidad y participación.
La capital riojana se ha situado con nombre propio en el mapa de la movilidad sostenible al convertirse en una de las referencias recientes en la transformación del espacio público en favor de las personas. Se suma así a otras ciudades de tamaño medio, como San Sebastián, Vitoria o Pontevedra, también punteras en este campo.
Redoblando esfuerzos durante el confinamiento y el estado de alarma, como hicieron Barcelona, Valencia, Bilbao, Valladolid o Gijón, las medidas adoptadas, que aún deben tener un mayor desarrollo, han supuesto un salto cualitativo. De hecho, las actuaciones han recibido el Premio Nacional Movilidad 2021 que otorga el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, la Fundación Conama y la Real Academia de Ingeniería.
Ante la actual emergencia climática y sanitaria, desde el Ayuntamiento se realizó durante la desescalada del confinamiento una adaptación de urgencia para ampliar las aceras con el objetivo de mantener la distancia interpersonal en las calles. Esto se enmarcó posteriormente en un ámbito más amplio, la estrategia Calles Abiertas, que fue presentada en mayo de 2020 con el objetivo de reequilibrar el reparto del espacio público en beneficio del peatón, la bicicleta y el transporte público, además de favorecer la movilidad activa y saludable. En total, se presentaron seis programas de intervención: una red peatonal saludable, una red ciclista saludable, áreas pacificadas, mejora de entornos, apoyo al transporte público y adaptación de regulaciones.
— Alvaro Foncea Román (@alvarofoncea) May 23, 2020
Jaime Caballero, concejal de Desarrollo Urbano Sostenible del Ayuntamiento de Logroño, explica la necesidad de mejora urbana y lo que supone: “En Logroño, como en otras muchas ciudades, el 80% del espacio de una calle se dedica al automóvil privado. Cuando se redistribuye ese reparto injusto, el debate salta al cambiar los hábitos drásticamente. El concepto de abrir las calles ha cuajado, pero en su momento se mezclaron las actuaciones que se realizaron por emergencia con otras de carácter más formal. Calles Abiertas ha servido para demostrar que se pueden hacer las cosas de otra manera en materia de movilidad”.
Tomando como referencia el Estudio de Movilidad Cotidiana en Logroño de 2018, el 58% de los desplazamientos de las personas residentes en la ciudad se realiza a pie
Este planteamiento es compartido desde Logroño en Bici-Ecologistas en Acción, que lo califican como la materialización de un largo proceso de demandas ciudadanas llegadas de asociaciones de vecinos, agrupaciones de urbanistas, organizaciones ecologistas y colectivos de movilidad ciclista y peatonal. Son actuaciones que no se habían implementado pese a las campañas por la sostenibilidad de los sucesivos gobiernos municipales.
Jaime Caballero, concejal de Desarrollo Urbano Sostenible del Ayuntamiento de Logroño, explica la necesidad de mejora urbana y lo que supone: “En Logroño, como en otras muchas ciudades, el 80% del espacio de una calle se dedica al automóvil privado. Cuando se redistribuye ese reparto injusto, el debate salta al cambiar los hábitos drásticamente. El concepto de abrir las calles ha cuajado, pero en su momento se mezclaron las actuaciones que se realizaron por emergencia con otras de carácter más formal. Calles Abiertas ha servido para demostrar que se pueden hacer las cosas de otra manera en materia de movilidad”.
Tomando como referencia el Estudio de Movilidad Cotidiana en Logroño de 2018, el 58% de los desplazamientos de las personas residentes en la ciudad se realiza a pie
Este planteamiento es compartido desde Logroño en Bici-Ecologistas en Acción, que lo califican como la materialización de un largo proceso de demandas ciudadanas llegadas de asociaciones de vecinos, agrupaciones de urbanistas, organizaciones ecologistas y colectivos de movilidad ciclista y peatonal. Son actuaciones que no se habían implementado pese a las campañas por la sostenibilidad de los sucesivos gobiernos municipales.
Siete años de inacción en movilidad sostenible
El punto de origen de Calles Abiertas se sitúa en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible, aprobado por unanimidad en el año 2013, con el Partido Popular en el gobierno municipal con mayoría absoluta y el PSOE en la oposición. Durante esa legislatura y la siguiente, en la que el PP volvió a ocupar la alcaldía tras un acuerdo de investidura con Ciudadanos, las actuaciones fueron meramente puntuales y no se les dotó del contenido y de la financiación necesaria. Fue el caso de los planes de transporte a hospitales, a centros de trabajo en polígonos industriales o a la universidad. Se seguía potenciando, de este modo, la movilidad en vehículo a motor y se mantenía la concepción del espacio público como lugar para adultos productivos.
Tampoco se abordó la problemática de la doble fila y el impulso de la movilidad ciclista quedó en suspenso con una red básica de vías ciclistas que no llegó a ponerse en marcha. A pesar de su reducido tamaño y su orografía llana, Logroño es una ciudad en la que apenas se había favorecido la movilidad peatonal ni ciclista hasta esta apuesta actual que ha llegado de la mano del gobierno de coalición formado por PSOE, Unidas Podemos y Partido Riojano; más concretamente, desde la concejalía de Caballero, edil independiente por el PSOE.
“Muchos planes de movilidad se elaboraron por obligación legal y no por convencimiento de la necesidad de cambiar la ciudad. Por ese motivo, en numerosas ciudades españolas hay planes de movilidad que denomino como planes-cajón, es decir, planes que una vez redactados se meten en un cajón y no se aplican. El plan de movilidad de Logroño se mantuvo dormido hasta la llegada de la nueva corporación y la pandemia, que permitieron dar un salto adelante en el cambio de modelo de movilidad urbana de la ciudad”, explica Alfonso Sanz, experto en movilidad sostenible e integrante del Grupo de Estudios y Alternativas 21 (GEA21), redactor de la estrategia Logroño Calles Abiertas.
Tomando como referencia el Estudio de Movilidad Cotidiana en Logroño de 2018, la mayor parte de los desplazamientos de las personas residentes en la ciudad, concretamente un 58% del reparto modal, se realiza a pie. Esto supone que la movilidad peatonal es la única para la mayor parte de la población que permite los desplazamientos de manera autónoma.
Rubén Carbonero y Fernando Rodríguez, del colectivo Logroño Andando, valoran positivamente las actuaciones tomadas en este sentido: “Hay que aplaudir la valentía para hacer cambios y más cuando son necesarios. En el eje de Duquesa de la Victoria, por ejemplo, se ve cómo se incluyen muchos pasos de peatones nuevos e intersecciones que dan prioridad al peatón. Esa generación de itinerarios peatonales directos y la facilitación en el trayecto diario respecto a las actividades cotidianas es lo que puede convencer al vecindario que inicialmente lo puede ver con peores ojos”.
“Aunque se puedan hacer las cosas mejor”, desde el colectivo recalcan la necesidad, más allá de la ‘Ciudad 30’ como nombre, de actuaciones efectivas para la pacificación del tráfico y de una conducción de velocidad media más tranquila, ya que Logroño cuenta en la última década con más de cien atropellos anuales.
Mientras, Sanz apunta que mejorar la calidad del espacio peatonal es la mejor herramienta para construir ciudades saludables y sostenibles. Es algo a lo que, sostiene, deben contribuir la bicicleta y el transporte colectivo en ese nuevo modelo urbano, aunque, según matiza, “en ciudades como Logroño, compactas y de dimensiones caminables, las políticas de movilidad deben girar alrededor del peatón”.
Caballero, el concejal que ha coordinado la iniciativa, hace autocrítica: “En el Gobierno somos conscientes de que no se ha comunicado todo lo bien que se debería haber hecho”
Para la bicicleta existían hasta ahora pequeños tramos parciales y separados de vías ciclistas, algo muy alejado de una red conectada, una demanda presente en los presupuestos participativos desde 2014. Con ese fin se ha ideado ahora el primer eje ciclista de la ciudad. Un eje este-oeste que debe partir desde el barrio de Los Lirios hasta el otro extremo de la urbe, El Cubo. El primer tramo, de dos kilómetros y medio, ya enlaza Los Lirios con la céntrica plaza logroñesa de El Espolón. Se trata de un tramo que incluye vías ciclistas en carretera con el doble objetivo de recuperar espacio para las bicicletas y evitar peligros a los peatones.
Laura Vergara, presidenta de la Coordinadora en Defensa de la Bici (ConBici), visitó Logroño para mostrar el apoyo de la organización al proyecto Calles Abiertas: “Es una estrategia esencial que utiliza criterios de seguridad vial y sanitaria como nuevo enfoque para observar la movilidad como proceso de ciudad, lo que puede generar una transformación muy necesaria. Está asentada en múltiples marcos que van desde recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los objetivos de la Unión Europea, los decretos de medidas urbanas, los planes de Movilidad Urbana Sostenible y la Estrategia Estatal de la Bicicleta. Por lo tanto, el eje ciclista es el cimiento para seguir generando una red de integración real, con criterios técnicos, ante la dispersión por el tipo de infraestructuras”.
Frente al abuso del coche para cualquier desplazamiento, el aparcamiento hasta la puerta o la doble fila permanente, el integrante de GEA21, explica a El Salto que hay que entender el cambio hacia la movilidad sostenible como un proceso que muestre las ventajas colectivas e individuales de una ciudad apoyada esencialmente en los desplazamientos activos (peatonales y ciclistas) y colectivos (autobús).
En Logroño Andando aportan la dimensión temporal: “ Con el tiempo la gente se dará cuenta de que es beneficioso para los barrios, el comercio, los entornos educativos y la salud”
Raquel Villar, del colectivo de urbanistas Ciudades Cuidadas, considera que aún queda mucho por hacer para favorecer la movilidad en transporte público, como implementar horarios y frecuencias para la vida nocturna (de ocio y laboral), además de adecuar las paradas y los propios vehículos para que sean accesibles para las personas con movilidad reducida, sillas de bebés y carros de la compra.
También, desde Logroño Andando creen que el autobús urbano necesita más ajustes en cuanto a paradas y frecuencias, pero, sobre todo demandan una mayor velocidad comercial para hacerlo competitivo frente al coche privado y las dimensiones espaciales de las que dispone. “Medidas como una plataforma segregada, como puede ser el carril bus de Vara de Rey para una mayor rapidez, constituyen una pata fundamental de la estrategia del cambio modal en la ciudad. Equilibrando los tiempos de desplazamiento, aunque no se llegue a los tiempos del coche, el transporte público puede resultar más atractivo ante la molestia de buscar aparcamiento o la posibilidad de hacer otras actividades en el autobús como leer, escuchar música o estar con el móvil”, concluyen.
Entre la perspectiva del tiempo y el cambio de hábitos
Más allá de las medidas en sí, uno de los aspectos clave a considerar en este tipo de procesos de transformación urbana es la gestión de las resistencias al cambio de una parte de la población o el ruido partidista para amplificar el conflicto. Julio Romero, integrante de Logroño en Bici-Ecologistas en Acción, señala el paralelismo entre lo que ocurre en la actualidad con la alimentación de la crispación unida al hartazgo por el cansancio de la pandemia y lo campaña de principios de los años noventa contra la concejala Pilar Salarrullana tras las primeras peatonalizaciones de la ciudad. José Luis Bermejo llegaría a ser alcalde por el PP tras capitalizar las manifestaciones, caceroladas y amenazas sufridas por la concejala.
El concejal de Desarollo Sostenible, Jaime Caballero sitúa, sin embargo, el foco por encima de lo electoral: “En lugar de transmitir la necesidad de avanzar hacia un modelo más sostenible, que es lo que dicen defender, la oposición ha alentado una resistencia al cambio cuando saben que sus mismos partidos en otras ciudades que gobiernan están tomando medidas similares. Cambiar cuesta a no ser que el beneficio se vea muy rápido y por ello tiene un coste político, pero esto trasciende el ámbito de los partidos porque es una necesidad ante el cambio climático”.
Raquel Villar subraya: “Podemos decir que entre un 80 y un 85% de las personas consultadas considera que la intervención del proyecto Calles Abiertas para pacificar el área ha mejorado el barrio de Madre de Dios”
Desde ConBici, Vergara apunta que estas fricciones no son exclusivas de Logroño, sino que se han dado en casi todas las ciudades con proyectos similares: “Forma parte del proceso natural la generación de tales resistencias, por lo que debe haber una mejor justificación para convertirlas en posibles alianzas”. En Logroño Andando aportan a ello la dimensión temporal: “Estas actuaciones de cambio en la movilidad siempre se demoran respecto a la percepción de las posibilidades, además de la inercia de querer continuar con lo que tenemos. Con el tiempo la gente se dará cuenta de que es beneficioso para los barrios, el comercio, los entornos educativos y la salud”.
Para Sanz, del Grupo de Estudios y Alternativas 21, los cambios en la movilidad tienen una enorme carga cultural y de costumbre: “En la mayoría de las ocasiones, no solamente las intervenciones tácticas, sino cualquier otra modificación de la situación previa de privilegios al uso del automóvil, suelen recibir críticas furibundas de una parte de la población que siente que sus intereses se ven afectados. Desde los años sesenta del siglo pasado, con las primeras peatonalizaciones en Europa, esas reacciones son sistemáticas y, sin embargo, al cabo del tiempo las mejoras se hacen irreversibles”.
Raquel Villar subraya esta idea al citar el estudio que realizaron desde Ciudades Cuidadas para detectar las necesidades urbanísticas de los Barrios de Madre de Dios y San José: “Podemos decir que, con los datos que disponemos, entre un 80 y un 85% de las personas consultadas considera que la intervención del proyecto Calles Abiertas para pacificar el área ha mejorado el barrio de Madre de Dios o en cualquier caso no lo ha empeorado”.
La intervención en dicha zona ha sustituido el ruido del tráfico de coches por el de niños y niñas jugando. La protección de entornos escolares como la peatonalización del CEIP Escultor Vicente Ochoa o la recuperación de calles como el frontal de la biblioteca Rafael Azcona, que ya se utiliza de forma permanente para actividades y ocio, supondrán, en cuanto a movilidad, fomento de la cultura y sociabilidad, un impulso fundamental al ser integrados desde la infancia. “Ello nos hace pensar que, vistas las quejas publicadas, se les da más voz a ciertos sectores que no representan a la mayoría de la ciudadanía, pero que desde luego tienen mayor influencia a la hora de tomar decisiones en la ciudad”, concluye Villar.
Una de las voces discrepantes es Carmen de Pablo, presidenta de la Asociación de Comerciantes Zona Oeste Comercial (ZOCO), que valora negativamente a nivel comercial la actuación en su zona: “No nos oponemos a que la ciudad mejore ni vamos en contra de las bicicletas y peatones. Aparte de las formas de cómo lo están haciendo, lo que no queremos es que sea a costa del pequeño comercio, porque se ha quitado mucho sitio y el pequeño comercio ha perdido entre un 40 y 60% de ventas. No viene a comprar la gente que antes venía, ya que la clientela de pueblos cercanos decide no realizar ese trayecto porque no tienen sitio para aparcar”.
“Con sus errores y sus aciertos, Calles Abiertas supone que se ha comenzado a hacer por fin que Logroño avance respecto a su atraso acumulado”, sentencia Romero, de Logroño en Bici-Ecologistas en Acción.
Desde Logroño en Bici, en cambio, se preguntan por el modelo comercial que se ha fomentado desde hace años: “Quizás haya faltado mucha comunicación, pedagogía y comunicación explicando los cambios, pero nadie preguntó para atestar la ciudad de coches o para machacar al pequeño comercio con la apertura simultánea de tres grandes hipermercados, contra los que algunos comerciantes de la doble fila intentan equivocadamente competir en su misma liga de coche en la puerta en inferioridad de condiciones. Es más, los grandes centros comerciales saben que en entornos estanciales agradables, tranquilos y seguros se compra más y por eso intentan imitar zonas como las calles con buen espacio público”.
Desde la Concejalía de Desarrollo Sostenible explican que es erróneo asociar el uso del coche y la doble fila al consumo cuando los estudios existentes desmienten esta relación. “Quienes así lo consideran sienten un gran rechazo, más después del confinamiento al ver una reducción en la facturación. En lugar de poner el foco en el comercio electrónico o en los cambios de hábito del consumo, se pone en el cambio del espacio público”.
Asignaturas pendientes: accesibilidad, participación e información
No todo es perfecto en Calles Abiertas. Aún faltan actuaciones que garanticen la accesibilidad universal. Lo cuenta Ana Isabel Álvarez, presidenta de FSHD Spain – Afectados de Distrofia Muscular FacioEscapuloHumeral y colaboradora con La Rioja Sin Barreras, las comisiones del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad en La Rioja y la Asociación de Enfermedades Raras: “Como están los carriles bici paralelos a la acera, se han sacado los contenedores de basura a la calzada, por lo que no podemos llegar bien a ellos. Hay que señalar también que la nueva zona peatonal no tiene ninguna plaza de aparcamiento reservada para personas con movilidad reducida, además de las dificultades para acceder a entornos como el Paseo de las Cien Tiendas, Siervas de Jesús o Lobete. Incluso he visto reducida la autonomía personal al crearse nuevas barreras arquitectónicas”.
Un nuevo modelo de ciudad pasa también por una concepción feminista del urbanismo y de la ciudad cuidadora. Lo explica Raquel, de Ciudades Cuidadas: “Se deben repensar las intervenciones para mejorar la percepción de seguridad, mejorar la iluminación y favorecer el uso de los espacios en todas las franjas horarias para que las calles estén vivas y sean seguras. Muchas personas, especialmente muchas mujeres, no pueden desplazarse libremente por determinados espacios y en determinados horarios por percibirlos como inseguros”.
La participación es otra de las cuestiones pendientes de mejora. Paco Herce, presidente de la Federación de Asociaciones Vecinales de Logroño, evalúa las actuaciones como positivas por todo lo que comportan pero no ve adecuada la forma con la que se han implantado. Señala que el equipo de Gobierno solo se ha puesto en contacto con ellos en dos ocasiones: “Ha habido una gran falta de transmisión de información sobre el urbanismo táctico y lo que es el proyecto. No comprendo por qué no se ha explicado más ni se ha planificado de otra manera diferente la comunicación y la participación, que han sido escasas y en ocasiones no ha habido contestaciones. Se debía haber hecho de otra forma con mayor amplitud de actuaciones previas”.
Más colectivos de la ciudad coinciden en ese planteamiento. Es el caso de Logroño Andando: “El Ayuntamiento no ha realizado un proceso de participación pública al uso, ante lo cual tiene una oportunidad de enmendarlo. Por otra parte, aunque se ha hecho un esfuerzo en las reuniones informativas, se ha comunicado de manera deficiente a vecinos y vecinas, comerciantes y centros educativos, enterándose en muchos casos tarde y a hecho consumado, o comprendiéndose así el fin último, que es ganar espacio para el peatón y otros medios que no sean el coche”.
Uno de los objetos de mayor polémica ha sido la incomprensión respecto a la pintura de las actuaciones llevadas a cabo sobre el urbanismo táctico, un tipo de actuación que sirve para probar, mejorar y cambiar una intervención de forma más barata antes de hacer una inversión mayor. De hecho, una intervención con pintura y bolardos puede ser de unos 6 a 10 euros el metro cuadrado, mientras que una intervención definitiva con pavimento, igualdad de cotas y obra civil es de 80 a 100 euros el metro cuadrado, según explica Carbonero. Cuando se ve que la actuación funciona, se hace de forma definitiva, como en la calle Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil, donde primero se revirtió el sentido, luego se le dio prioridad peatonal y, una vez que se verificó que funcionaba, se llevó a cabo la peatonalización.
El concejal reconoce haber chocado con los tiempos de la Administración Pública y que el ritmo de la ejecución no es el que le gustaría
“Es difícil entender cómo sigue habiendo personas que todavía no saben que las pinturas en el suelo son solamente temporales, que sirven para señalar que ese espacio se le ha quitado a los coches para dárselo a las personas y que no tiene sentido hacer un juicio estético. Demuestra que no se ha entendido ese tipo de actuaciones y eso es porque no se ha explicado bien. Es necesario un trabajo de comunicación más eficiente por parte del Ayuntamiento que facilite que la ciudadanía entienda lo que se ha hecho”, reclama Villar, de Ciudades Cuidadas.
Para una comunicación más efectiva, desde ConBici, apuntan la importancia de generar sistemas de datos para visibilizar y explicar los resultados en los cambios de movilidad, la calidad del aire o la reducción del ruido.
Caballero, el concejal que ha coordinado la iniciativa, hace autocrítica: “En el Gobierno somos conscientes de que no se ha comunicado todo lo bien que se debería haber hecho, estando condicionados por un proceso inicial de emergencia. Sabemos también que tenemos que mejorar en cuanto a participación y para ello estamos tratando de articular un proceso participativo formativo que recoja todas las necesidades. En cuanto a las actuaciones tácticas, lo más complejo de resolver es la accesibilidad. Agradezco al colectivo su comprensión porque no podemos resolver todo por ahora, pero hemos tratado de mantener la accesibilidad que había y utilizar la de los nuevos espacios”.
Las calles del presente y el futuro
La necesidad de transitar hacia un modelo de movilidad sostenible es fundamental para una mejora de la calidad de vida en las ciudades, además de haberse convertido en un objetivo urgente ante la emergencia climática. Las intervenciones en el reequilibrio del espacio público, como las que implica Calles Abiertas, han de contar con un sentido de ciudad integradora y consolidarse en actuaciones definitivas para tener efecto.
El concejal reconoce haber chocado con los tiempos de la Administración Pública y que el ritmo de la ejecución no es el que le gustaría. Se marca como prioridad la finalización de las intervenciones provisionales: completar el eje ciclista este-oeste incluyendo su bidireccionalidad en Duquesa de la Victoria, la calle Sagasta, la calle Fundición, la calle República Argentina o la consolidación de los barrios de Madre de Dios y San José. Más allá de esta legislatura, quedaría la conformación de la red básica de itinerarios ciclistas, el abordaje de nuevas normativas, las actuaciones en más calles, el cambio de las líneas de autobús o la incorporación al Ayuntamiento de nuevos perfiles de personal, como son los ambientólogos.
“Con sus errores y sus aciertos, Calles Abiertas supone que se ha comenzado a hacer por fin que Logroño avance respecto a su atraso acumulado y se sitúe entre las ciudades que quieren seguir el ejemplo de las capitales europeas respaldadas ahora por los Fondos de Recuperación. Es un tren que no podemos perder. Nos va en ello la salud, la del planeta y la propia, así como el futuro de nuestros hijos e hijas y quienes vendrán después”, sentencia Romero, de Logroño en Bici-Ecologistas en Acción.
Logroño ha apostado por una nueva configuración urbana, ahora toca que la ciudadanía se habitúe paulatinamente a su uso y a los cambios sustanciales respecto a las formas aprendidas en los desplazamientos, el consumo, la producción y la relación con el entorno. Se antoja como un necesario aprendizaje.
Este trabajo es una iniciativa de UNICEF Bolivia y Fundación Gaia Pacha para generar debate sobre temas relevantes en resiliencia climática en Bolivia. Los Niños, Niñas, Adolescentes y Jóvenes que fueron un proceso en el que primero recibieron capacitaciones para luego plantear propuestas, en base a 9 ejes temáticos de trabajo: Agua, Bosques, Energía, Innovación tecnológica, Agricultura, Mecanismos de financiamiento, compromisos y monitoreos territoriales, locales y descentralizados, Educación y Acceso a la información, Poblaciones Vulnerables e indígenas originarias y Economía Circular para la mitigación.
Bombardeados como estamos por noticias de desastres cada hora, existe una necesidad desesperada de historias de esperanza e inspiración. Un mapa único publicado recientemente por el proceso de Vikalp Sangam en la India satisface esta necesidad, y el sitio web que lo aloja proporciona un contador de dosis grande y continuamente reposición para la fatalidad y la tristeza.
Vikalp Sangam es una plataformapara la creación de redes de grupos e individuos que trabajan en alternativas al modelo de desarrollo y gobernanza que son actualmente dominantes, en diversas esferas de la vida. Desde 2014 ha convocado más de 20 confluencias regionales y temáticas en toda la India, reuniendo a grupos e individuos que trabajan en soluciones a las necesidades apremiantes de alimentos, agua, energía, refugio, saneamiento, vivienda, vestimenta, así como también a cuestiones de igualdad social, cultural. identidad y diversidad, democracia directa, conocimiento común y justicia en todas sus formas. Acompañando estas confluencias hay un proceso de documentación y difusión periódica de iniciativas alternativas de este tipo, en diversas formas, convocando (¡especialmente en 2020-21!) Diálogos y presentaciones en línea desde las bases, visión colectiva del tipo de sociedad que queremos.
Una de sus principales herramientas es el sitio web de Vikalp Sangam , que publica regularmente historias y perspectivas sobre alternativas en 11 categorías principales:
Economía y Tecnologías
Energía
Medio Ambiente y Ecología
Comida y agua
Salud e higiene
Conocimiento y medios
Aprendizaje y educación
Medios de subsistencia
Política
Asentamientos y transporte
Sociedad, Cultura y Paz
Desde 2014, el sitio web ha publicado más de 1700 historias y perspectivas originales y reproducidas, llegando a más de 400.000 personas. Aunque la mayor parte del material todavía está en inglés, se ha intentado ser multilingüe, con docenas de artículos en hindi y muchos artículos en varios otros idiomas de la India, incluidos tamil, marathi, hindi, gujarati. El sitio también contiene alrededor de 20 estudios de casos detallados, alrededor de 100 videos y más de 70 páginas de recursos (audiovisuales, libros, artículos, informes, boletines, sitios web, redes, herramientas, productos y servicios). Anuncia periódicamente la agenda de eventos.
Este material proporciona una visión emocionante de las contranarrativas para incorporar el desarrollo, la política y la economía en el país. El mapa está destinado a proporcionar a los lectores, investigadores, estudiantes y profesionales una herramienta fácil de usar para navegar a través de este material. Dado que la escala de muchas de estas iniciativas es pequeña, pasan desapercibidas; el sitio web y específicamente el mapa esperan «visibilizar» estos esfuerzos invisibles de la gente «común» en todo el país. A través de esto, también esperan que haya más interrelación, intercambio y colaboración entre ellos, como también inspiración y aprendizaje para que otros comiencen iniciativas similares que sean relevantes para sus propios contextos.
¿Qué es una alternativa?
Una de las preguntas que enfrentan el proceso de Vikalp Sangam (VS) y el sitio web es: ¿qué constituye una ‘alternativa’? ¿Cómo se decide si vale la pena poner una iniciativa en particular en el sitio o si es útil vincularla con el proceso de SV de alguna manera?
De manera amplia, el proceso de VS considera que las alternativas son prácticas, políticas, procesos, tecnologías, conceptos y marcos, que nos conducen a la equidad, la justicia y la sostenibilidad. Pueden ser practicados, propuestos o promovidos por comunidades, gobierno, organizaciones de la sociedad civil, individuos y empresas, entre otros. Muchas de ellas son continuaciones del pasado (y en este sentido, no en sí mismas «alternativas» como bien pudieron haber sido la práctica común en un momento), reafirmadas o modificadas para los tiempos actuales. O podrían ser nuevos, que surjan dentro de las sociedades tradicionales y modernas. El término «alternativa» no implica que sean siempre «marginales» o nuevas. Pero de una forma u otra
No todas estas iniciativas serán totalmente «radicales» de esta manera; muchos pueden estar en transición o en proceso de reforma, pero ayudan a reducir la injusticia, la desigualdad y la insostenibilidad. La mayoría de las iniciativas tampoco son integrales, ya que abordan todas las estructuras y relaciones de injusticia e insostenibilidad, pero tienen ese potencial.
Una nota sobre el marco en evolución, La búsqueda de alternativas , establece con más detalle qué tipos de iniciativas se incluyen en el proceso de SV y en el sitio web, y qué pueden no calificar. Lo último es tan importante como lo primero, porque en el mundo de hoy, el sistema dominante también está constantemente proponiendo ‘soluciones’ que en la superficie parecen abordar el problema, pero tienen más que ver con mantener el status quo con una apariencia respetable. Por lo general, se presentan en forma de soluciones tecnológicas (como geoingeniería para la crisis climática), soluciones basadas en el mercado (como el comercio de carbono y el crecimiento verde), enfoques puramente administrativos (como una mayor eficiencia en el gobierno), etc. (para una docena de ensayos). sobre este tipo de soluciones superficiales o incluso falsas, ver Pluriverse – A Post-Development Dictionary). Entre los últimos en esta línea de enfoques de status quo se encuentran aquellos con un prefijo ‘inteligente’ (ciudades inteligentes, agricultura climáticamente inteligente, etc.), y ‘ neto cero ‘ (para el clima) y ‘sin pérdida neta’ ( para la biodiversidad).
La nota marco de VS incluye una forma esquemática de tratar de distinguir entre alternativas sistémicas verdaderamente radicales y el tipo de «soluciones» anterior.
La nota explica brevemente las cinco esferas descritas anteriormente y da ejemplos de varios sectores de la vida para ilustrar los tipos de transformaciones que conlleva cada una. Por ejemplo, en la esfera política, la atención se centra en la democracia directa o radical, donde las personas en sus propias comunidades y colectivos tienen plenos poderes de toma de decisiones, las instituciones representativas se responsabilizan mediante varios métodos y se desafían las fronteras actuales de los estados-nación. sobre la base de conexiones ecológicas y culturales. En el ámbito económico, implica recuperar la economía del cuidar y compartir, reducir el papel de los sistemas monetarios centralizados en nuestras vidas, posibilitar el control de los trabajadores sobre los medios de producción (tierra, ecosistemas, herramientas, maquinaria, etc.), priorizando el yo local. -suficiencia y autosuficiencia en el intercambio globalizado, regenerar y mantener los bienes comunes (tierras, recursos, ecosistemas, conocimiento) y colocar las actividades económicas completamente dentro de los límites ecológicos. Reinsertarnos en la naturaleza, recuperar la humildad y el respeto hacia la tierra, reconocer los ‘derechos’ de otras especies, son también condiciones imprescindibles para la transformación hacia una auténtica sostenibilidad.
El marco de VS también enfatiza que las transformaciones se basan en valores o principios éticos, que en la mayoría de los casos son diametralmente opuestos al sistema actualmente dominante: colectivo y común versus individualismo egoísta y privatización, diversidad versus uniformidad, autonomía y libertad versus dependencia debilitante. , y muchos otros. Estos valores, expresados de diferentes maneras y con significados a veces diferentes pero complementarios, se pueden encontrar en las cosmovisiones de la vida en todo el mundo, desde nociones antiguas como sumac kawsay , sentipensar y buen vivir en América del Sur, ubuntu y eti uwem en África, swaraj , shohoj , jineoloji ykyosei en Asia y minobimaatisiiwin en América del Norte a otros nuevos como el decrecimiento, el ecofeminismo, la localización abierta, los bienes comunes y la espiritualidad de la tierra que emergen en los últimos tiempos, incluso desde el norte industrializado. El libro Pluriverse – A Post-Development Dictionary , mencionado anteriormente, tiene más de 90 ensayos sobre tales visiones del mundo y prácticas relacionadas con ellos.
El proceso de SV ha generado una serie de otras iniciativas, algunas de las cuales continúan dentro de su red como una convocatoria continua de jóvenes para permitir que sus perspectivas sobre alternativas radicales sean expresadas y construidas, otra sobre economías alternativas y una sobre el Himalaya occidental. Algunos se han ramificado en sus propias identidades independientes. Esto incluye Vikalp Sutra , una red nacional para estimular la acción por medios de vida dignos, que surgió durante la crisis económica masiva generada por los cierres de Covid-19. También despegando un tiempo después de Democracy Vikalp Sangam organizado en octubre de 2019, es un Grupo de Trabajo de Biorregionalismo del Sur de Asia, que explora las nuevas políticas y la economía de mirar los paisajes ecológicos y culturales, especialmente a través de las fronteras políticas actuales como se mencionó anteriormente.
Y utilizando el marco de VS, los investigadores vinculados a Kalpavriksh (uno de los iniciadores del proceso de VS), mientras co-coordinaban el proyecto de investigación acción global sobre justicia ambiental, desarrollaron una herramienta de autoevaluación sobre cuán radical y holística es una transformación, denominado formato de transformación alternativo . Esto se ha utilizado para un estudio participativo de las transformaciones económicas, sociales y ecológicas en las vidas de los tejedores de telares manuales en Kachchh, India occidental, así como también por algunas organizaciones de la sociedad civil e instituciones académicas para analizar su propio trabajo o el de las iniciativas en las que están trabajando. con.
La necesidad de confluencias y mapeo
Si bien hay miles de iniciativas alternativas en la India y decenas de miles en todo el mundo, lamentablemente hay pocos intentos de reunirlas en una masa más crítica, en todos los sectores, geografías y culturas. Esto es esencial si cada uno de ellos, profundo en su propio contexto, va a trascender su impacto ‘local’ a una escala más macro. Esto no sugiere que lo ‘local’ no sea también ‘global’, lo es, especialmente en sus implicaciones e impactos conceptuales y éticos. Más bien, significa que los impactos deben combinar lo que se transforma en el terreno (posiblemente el más importante, porque es a escala humana) con lo que debe transformarse en las instituciones de poder nacionales y globales. Un camino crucial para esto es unir los movimientos de resistencia y la construcción alternativa (cuando ya no son lo mismo), desde las bases hasta el nivel geográfico más amplio. El proceso de Vikalp Sangam es un intento a escala nacional, y como una plataforma en sí misma que se vincula a otras redes y procesos, como el actualProceso de Jan Sarokar (People’s Agenda).
A nivel mundial, el proceso VS ha ayudado a generar el Tapiz Global de Alternativas (GTA), junto con procesos similares como Crianza Mutua en México y Colombia. Lanzado en 2019, el GTA es un intento de tejer juntos, de una manera no jerárquica, movimientos alternativos radicales en todo el mundo. El GTA ahora planea iniciar un proceso de mapeo para tales movimientos, para poder representar visualmente su extensión y rango, y permitir más intercambio, colaboración y aprendizaje.
El mapeo es una herramienta poderosa, siempre que sea sensible a quién / qué se está mapeando, evitando las tendencias coloniales que pueden sumergir las identidades locales y la dignidad, y habilitando activamente a los pueblos colonizados y sumergidos para sacar sus propias historias y perspectivas. Muchos pueblos indígenas de todo el mundo están utilizando el mapeo como parte activa de sus movimientos para recuperar territorio e identidad, como el Taller de Mapeo Indígena en Turtle Island (América del Norte) y el Mapeo de Gestión de Dominios Ancestrales en Filipinas. Otros, como Global Atlas of Environmental Justice , dan visibilidad a las luchas por la justicia ambiental en todo el mundo, o aquellos como The Decolonial Atlas. ayudar a desafiar las formas coloniales de ver el mundo.
El mapa de VS, dados los recursos muy limitados con los que trabaja su equipo, y el hecho de que recoge una gran parte de su material de otras fuentes, tiene un largo camino por recorrer para lograr los mejores estándares de práctica ética. Necesita una mayor participación y contribuciones de las comunidades locales, y mucho más material en varios idiomas indios. Pero dentro de estos límites, hace mucho más visibles las luchas, la creatividad y la capacidad de acción de las comunidades y colectivos en toda la India de formas que a menudo no pueden hacer ellos mismos. Al hacerlo, espera permitir que su poder inherente se exprese de manera aún más fuerte e inspiradora, en sí mismo y en conjunto con otras iniciativas en curso en los SV y otros procesos de la sociedad civil.
Miembro fundador del grupo ambientalista indio Kalpavriksh, Ashish enseñó en el Instituto Indio de Administración Pública, coordinó el proceso del Plan de Acción y Estrategia Nacional de Biodiversidad de India, participó en las Juntas Directivas de Greenpeace International e India y ayudó a iniciar el Consorcio ICCA global.
Fruto del espectacular avance de la ciencia en los últimos decenios, la globalización está transformando de forma radical el orden social y económico del siglo XXI. En un mundo más pequeño y conectado, el progreso y el bienestar llegan hasta el último rincón del planeta, rescatando de la miseria a cientos de millones de personas. Sin embargo, la nueva economía virtual, sumada a la progresiva sustitución del trabajo humano por robots y computadoras, ha generado también un incremento de la desigualdad de tal dimensión que preocupa incluso a quienes no la padecen. La distribución del trabajo y la acumulación de la riqueza se ha distorsionado, tensando a la sociedad hasta el punto de asomarse al abismo de la ruptura. La incertidumbre y el desconcierto se instalan en la gente y los políticos no ofrecen una respuesta racional sino al contrario, algunos apelan a las emociones más primarias. No la ofrecen porque no la tienen, y no la tienen, sencillamente, porque no son capaces de imaginar un sistema diferente. Este libro, que ya ha provocado un impacto considerable en su versión digital abreviada, llama a encarar el desafío desde una óptica tan audaz como realista. Rutger Bregman no propone recetas milagrosas ni fórmulas magistrales. Reconoce las dificultades que entraña un cambio profundo del modelo social, y está convencido de que éste no surgirá de un genio solitario ni de ningún grupo de iluminados, sino de arraigar en la conciencia colectiva la idea de que otro modelo es posible y beneficioso para todos. Asentado sobre el estudio de hechos históricos contrastados y el análisis de miles de trabajos de investigación, Utopía para realistas es el resultado de un ejercicio de imaginación, libre y sin prejuicios. Su publicación en varios idiomas servirá, sin duda, para avivar el debate acerca de cómo resolver la gran paradoja de nuestro tiempo: que en la era de la abundancia, millones de personas sufran escasez. Pongámonos a pensar. Soñemos con la Utopía.
Rutger Bregman
Rutger Bregman nació en Westerschouwen (Países Bajos) en 1988. Está considerado uno de los jóvenes pensadores europeos más destacados. Es autor de cuatro libros, en los que trata varias de las disciplinas que convergen en Utopía para realistas: historia, filosofía, economía y divulgación. Su History of progress obtuvo el premio Belgian Liberales como mejor obra de no ficción de 2013. Ha sido nominado en dos ocasiones para el European Press Prize por sus contribuciones periodísticas en The Correspondent. Sus artículos se han publicado también en medios como The Washington Post, The Guardian y la BBC.
Este artículo se publicó originalmente con el título “A Tapestry of Alternatives” en Scientific American 324, 6, 60-69 (junio de 2021)
Para hacer las paces con la biosfera habrá que construir comunidades y relaciones centradas en la protección de la vida, tanto humana como no humana.
Nadie en su pueblo sufrió escasez de alimentos durante los confinamientos, ni sufrió el COVID-19, me aseguró Moligeri Chandramma a través de un intérprete el pasado mes de marzo. Chandramma es una agricultora de las tierras áridas del sur de la India que cultiva más de 40 especies y variedades de cultivos -sobre todo mijo, arroz, lentejas y especias- en poco más de una hectárea de terreno. Chandramma es miembro de la Sociedad de Desarrollo de Deccan (DDS), una cooperativa de casi 5.000 mujeres dalit (casta oprimida) y adivasi (indígenas) cuya notable integración de la conservación de la biodiversidad con los medios de vida agrícolas les valió el prestigioso Premio Ecuatorial de las Naciones Unidas en 2019. Saliendo de una situación de extrema desnutrición y discriminación social y de género en la década de 1980, estas agricultoras gozan ahora de soberanía alimentaria y seguridad económica. No solo están capeando la pandemia, sino que en 2020 cada familia de DDS contribuyó con unos 10 kilogramos de granos alimenticios al esfuerzo de ayuda de la región para quienes carecen de tierras y medios de vida.
Al otro lado del mundo, seis comunidades indígenas quechuas de los Andes peruanos gobiernan el Parque de la Papa en Pisac, Cusco, un paisaje montañoso que es una de las tierras originales de la patata. Protegen la región como territorio “patrimonio biocultural”, un tesoro de riquezas biológicas y culturales heredadas de los antepasados, y conservan más de 1.300 variedades de patata. Cuando la visité en 2008 con otros investigadores y activistas, me quedé atónito ante la diversidad.
“Este es el resultado de 20 años de trabajo constante en la relocalización de nuestro sistema alimentario, de una época en la que nos habíamos vuelto demasiado dependientes de organismos externos para nuestras necesidades básicas”, dijo el agricultor Mariano Sutta Apocusi a Local Futures, una organización dedicada a fortalecer las comunidades de todo el mundo, en agosto de 2020. “Centrarnos en lo local nos ha ayudado a mejorar el acceso y la asequibilidad de una gran diversidad de productos alimentarios, especialmente patatas autóctonas, quinoa, kiwicha, otros tubérculos andinos y maíz, que cultivamos con métodos agroecológicos indígenas.” Las comunidades instituyeron fuertes medidas sanitarias y de seguridad cuando la pandemia golpeó, incluso mientras recogían una cosecha abundante y distribuían más de una tonelada de patatas a los migrantes, los ancianos y un refugio para madres adolescentes maltratadas en la ciudad de Cusco.
En Europa, muchas iniciativas de “economía solidaria”, que promueven una cultura del cuidado y del compartir, entraron en acción cuando los cierres relacionados con el COVID dejaron sin trabajo a un gran número de personas. En Lisboa (Portugal), los centros sociales Disgraa y RDA69, que se esfuerzan por recrear la vida comunitaria en una situación urbana muy fragmentada, ofrecieron comida gratuita o barata a quienes la necesitaban. No sólo ofrecían comidas, sino también espacios en los que los refugiados, los sin techo, los jóvenes desempleados y otras personas que, de otro modo, habrían caído en el olvido, podían interactuar y entablar relaciones con familias más acomodadas, creando una especie de red de seguridad social. Los organizadores confiaban en que los que tuvieran medios suficientes donaran alimentos o fondos al esfuerzo, reforzando el sentimiento de comunidad en los barrios circundantes.
La pandemia ha puesto de manifiesto la fragilidad de una economía globalizada que se anuncia como beneficiosa para todos, pero que en realidad crea profundas desigualdades e inseguridades. Sólo en la India, 75 millones de personas cayeron por debajo del umbral de la pobreza en 2020; en todo el mundo, cientos de millones de personas que dependen para su supervivencia y sus medios de vida del comercio e intercambio de bienes y servicios a larga distancia se vieron gravemente afectadas. Dislocaciones similares, aunque menos extremas, aparecieron también durante la crisis financiera de 2008, cuando la especulación con los productos básicos, junto con el desvío de granos alimenticios a la producción de biocombustibles, precipitó una fuerte subida de los precios mundiales de los cereales, lo que provocó hambre y disturbios alimentarios en muchos países que dependían de los alimentos importados. Las amenazas a la supervivencia también surgen cuando las guerras u otras dislocaciones detienen la circulación de mercancías. En estas crisis, las comunidades salen mejor paradas si disponen de mercados y servicios locales y pueden abastecerse de sus propios alimentos, energía y agua, al tiempo que cuidan de los menos afortunados.
Sin embargo, el valor de estos modos de vida alternativos va mucho más allá de su capacidad de resistencia durante trastornos relativamente breves como la pandemia. Como investigador y activista medioambiental afincado en un país “en vías de desarrollo”, hace tiempo que defiendo que las visiones del mundo de los pueblos que viven cerca de la naturaleza se incorporen a las estrategias globales de protección de la vida salvaje, como en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y el Convenio sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas. Y en las últimas décadas he llegado a coincidir con los críticos de la globalización, como el científico social y ecologista Wolfgang Sachs, en que para defenderse de calamidades como el colapso de la biodiversidad se necesitarán no solo adaptaciones medioambientales, sino también cambios radicales en los paradigmas económicos, sociales e incluso políticos dominantes.
En 2014, algunos de nosotros en la India iniciamos un proceso para explorar los caminos hacia un mundo en el que las personas estén en paz entre sí y con la naturaleza. Cinco años más tarde (y de forma fortuita, justo antes de que se produjera la pandemia), el esfuerzo se convirtió en una red internacional online a la que llamamos el Tapiz Global de Alternativas (Global Tapestry of Alternatives). Estas conversaciones y otras investigaciones indican que las opciones viables, independientemente de dónde se encuentren, tienden a basarse en la autosuficiencia y la solidaridad.
Estos valores están en desacuerdo con la globalización, que ofrece a los habitantes del Norte Global (los más acomodados, independientemente de dónde vivamos) muchas cosas que hemos llegado a considerar esenciales. En contraste con la promesa de una riqueza material cada vez mayor que sustenta nuestra civilización, los pueblos que viven cerca o más allá de sus márgenes tienen una multitud de visiones para vivir bien, cada una adaptada a las especificidades de sus ecosistemas y culturas. Para alejarnos del borde del acantilado de la desestabilización irreversible de la biosfera, creo que debemos permitir que las estructuras alternativas, como las de los agricultores dalit, los conservadores quechuas y los voluntarios de Lisboa, florezcan y se vinculen en un tapiz que, en última instancia, cubra el globo.
Un viaje revelador
Crecer en la India, donde los estilos de vida íntimamente ligados al entorno natural sobreviven en grandes bolsas, influyó sin duda en mis ideas sobre lo que constituye la verdadera sostenibilidad. En la década de 1970, cuando era un estudiante de secundaria al que le encantaba la observación de aves en los bosques de los alrededores de Delhi, me uní a mis compañeros de clase para manifestarme ante la embajada de Arabia Saudí cuando algunos príncipes llegaron al país para cazar la avutarda india (ahora en peligro crítico). Nuestra protesta, junto con la de la comunidad Bishnoi de Rajastán, que tradicionalmente protege a estas aves y a otros animales salvajes, puso en ridículo al gobierno indio en pedir a los cazadores que volvieran a casa. Muchos de nosotros pasamos a hacer campaña para la protección del Bosque del Cresterío de Delhi, una de las mayores selvas urbanas del mundo. En 1979 formamos un grupo ecologista para sistematizar nuestros esfuerzos. Lo llamamos Kalpavriksh, por un árbol mítico que hace realidad los deseos; el nombre simbolizaba nuestra creciente conciencia de que la naturaleza nos lo da todo.
Nuestro activismo nos enseñaría al menos tanto como lo que aprendimos en la escuela y la universidad. Mientras investigábamos las fuentes de la contaminación atmosférica de Delhi, por ejemplo, entrevistamos a aldeanos que vivían alrededor de una central eléctrica de carbón a las afueras de la ciudad. Resultó que el polvo y la contaminación les afectaban mucho más que a los habitantes de la ciudad, aunque no recibían la electricidad. Los beneficios del proyecto beneficiaron sobre todo a los que ya estaban en mejor situación económica, mientras que los más desfavorecidos sufrieron la mayor parte de los perjuicios.
A finales de 1980 viajamos al Himalaya occidental para conocer a los protagonistas del emblemático movimiento Chipko. Desde 1973, las mujeres de las aldeas protegían con sus cuerpos los árboles que iban a ser talados por el departamento forestal o por empresas con sede en las llanuras indias. Los deodares que se talaban, así como los robles, rododendros y otras especies, eran sagrados, nos dijeron las mujeres, además de ser esenciales para su supervivencia. Proporcionaban forraje para el ganado, abono y alimentos silvestres y mantenían sus fuentes de agua. Incluso como estudiante urbano, pude ver el papel central que desempeñan las mujeres rurales en la protección del medio ambiente, así como la injusticia de los burócratas distantes que toman decisiones sin preocuparse por el impacto que tienen en los habitantes de la zona.
Poco después, mis amigos y yo nos enteramos de que se iban a construir 30 grandes represas en la cuenca del río Narmada, en el centro de la India. Millones de personas veneraban al Narmada como una diosa tempestuosa pero generosa, tan prístina que se cree que el Ganges la visita cada año para lavar sus pecados. Haciendo senderismo, navegando y viajando en autobús a lo largo de sus 1.300 kilómetros, nos deslumbraron las cascadas que se precipitaban en espectaculares desfiladeros, las laderas densamente boscosas repletas de vida salvaje, los campos de diversos cultivos, los prósperos pueblos y los antiguos templos, todos los cuales se ahogarían. Empezamos a cuestionar el concepto mismo de desarrollo. Seguramente la destrucción superaría con creces cualquier posible beneficio. Casi cuatro décadas después, nuestros temores han resultado ser trágicamente ciertos. Cientos de miles de personas desplazadas siguen esperando una rehabilitación adecuada, y el río aguas abajo de las presas se ha convertido en un hilillo que permite que el agua del mar llegue a 100 kilómetros tierra adentro.
A lo largo de los años he llegado a comprender cómo las poderosas fuerzas económicas se extienden por todo el mundo para vincular íntimamente la injusticia social con la destrucción ecológica. La era de la colonización y la esclavitud amplió enormemente el alcance económico y militar de algunas naciones-estado y sus corporaciones aliadas, permitiendo la extracción mundial de recursos naturales y la explotación de la mano de obra para alimentar la emergente revolución industrial en Europa y Norteamérica. Historiadores económicas, antropólogas y otros han demostrado cómo esta dolorosa historia sentó las bases de la actual economía global. Además de provocar daños ecológicos irreversibles, este sistema económico priva a muchas comunidades del acceso a los bienes comunes -ríos, praderas y bosques esenciales para su supervivencia-, al tiempo que crea una dependencia de los mercados externos. El sufrimiento masivo durante la pandemia no ha hecho más que exponer estas líneas de falla históricas y contemporáneas.
Durante mis periplos a lo largo de las décadas y especialmente mientras investigaba un libro con el economista Aseem Shrivastava, me di cuenta de una tendencia mucho más esperanzadora. En todo el país y, de hecho, en todo el mundo, cientos de movimientos sociales están empoderando a las personas marginadas para que recuperen el control de sus vidas y medios de subsistencia. En 2014, Kalpavriksh puso en marcha una serie de reuniones denominadas Vikalp Sangam, o Confluencia de Alternativas, en las que los impulsores de estos enérgicos esfuerzos podían reunirse, compartir ideas y experiencias, y colaborar, ayudando a crear una masa crítica para el cambio.
Estas interacciones y lecturas eclécticas me permitieron comprender una cuestión vital que estaba investigando: ¿Cuáles son las características esenciales de las alternativas deseables y viables? Afortunadamente, no estaba solo en esta búsqueda. En una conferencia sobre decrecimiento celebrada en Leipzig en 2014, me entusiasmó escuchar a Alberto Acosta, economista y ex político ecuatoriano, hablar sobre el buen vivir, una cosmovisión indígena basada en la buena convivencia con los demás y con el resto de la naturaleza. Aunque Acosta no hablaba inglés y yo no hablaba español, intentamos conversar con entusiasmo; posteriormente, el experto en decrecimiento Federico Demario se unió a nosotros y nos ayudó a traducir. Decidimos trabajar en una recopilación de alternativas prósperas de todo el mundo, anotando 20 posibles ideas en el reverso de un sobre. Más tarde, incorporamos al crítico de desarrollo Arturo Escobar y a la ecofeminista Ariel Salleh como coeditores de un volumen que llamamos Pluriverso. El número de entradas se amplió a más de 100.
Puntos comunes
Aunque son deslumbrantemente diversas, las alternativas que surgen en todo el mundo comparten ciertos principios básicos. El más importante es el mantenimiento o la reactivación de la gobernanza comunitaria de los bienes comunes: la tierra, los ecosistemas, las semillas, el agua y el conocimiento. En la Inglaterra del siglo XII, los poderosos empezaron a cercar, o “encerrar”, campos, prados, bosques y arroyos que hasta entonces habían sido utilizados por todas las personas. Los cercamientos realizados por terratenientes e industriales se extendieron a Europa y se aceleraron con la revolución industrial, obligando a decenas de millones de personas desposeídas a convertirse en trabajadores de fábricas o a emigrar al Nuevo Mundo, devastando las poblaciones nativas. Las naciones imperiales se apoderaron de grandes porciones de los continentes y reconfiguraron las economías de las colonias, extrayendo materias primas para las fábricas, captando mercados para la exportación de productos manufacturados y obteniendo alimentos como el trigo, el azúcar y el té para la recién creada clase trabajadora. De este modo, los colonizadores y sus aliados establecieron un sistema de dominación económica perpetua que generó el Norte Global y el Sur Global (el mundo de los marginados, vivan donde vivan).
La oleada de movimientos anticoloniales de las primeras décadas del siglo XX, muchos de ellos con éxito, hizo temer que se agotaran los suministros de materias primas para las industrias y los mercados de productos acabados de mayor valor. El presidente Harry S. Truman respondió lanzando un programa para aliviar la pobreza en lo que describió como “áreas subdesarrolladas” con sus economías “primitivas y estancadas”. Como detalla el ecologista Debal Deb, las instituciones financieras recién creadas y controladas por los países ricos ayudaron a las ex colonias a “desarrollarse” siguiendo el camino trazado por Occidente, proporcionando los materiales y las fuentes de energía para crear mercados para automóviles, refrigeradores y otros bienes de consumo. Un aspecto integral del desarrollo, tal y como se concibe, se propaga y se suele imponer mediante estrictas condiciones vinculadas a los préstamos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, ha sido la privatización o la confiscación estatal de los bienes comunes para extraer metales, petróleo y agua.
Sin embargo, como demostró Elinor Ostrom, ganadora del Premio Nobel de Ciencias Económicas en 2009, los bienes comunes son gobernados de forma mucho más sostenible por las comunidades a las que se les arrebata que por los gobiernos o las empresas que los reclaman. Esta conciencia ha dado lugar a innumerables esfuerzos de base para proteger los bienes comunes que sobreviven y restablecer el control sobre otros. Lo que constituye los bienes comunes también se ha ampliado para incluir “recursos físicos y de conocimiento que todos compartimos en beneficio de todos”, explica la socióloga Ana Margarida Esteves, que colabora con la Asamblea Europea de los Bienes Comunes, una organización que aglutina cientos de iniciativas de este tipo.
Muchos de los esfuerzos se asemejan a la DDS y al Parque de la Papa en el uso de la gobernanza comunitaria de los recursos comunes para mejorar la agroecología (la agricultura de pequeños agricultores que mantiene el suelo, el agua y la biodiversidad) y la soberanía alimentaria (el control sobre todos los medios de producción de alimentos, incluyendo la tierra, el suelo, las semillas y el conocimiento de cómo utilizarlos). El movimiento de soberanía alimentaria La Vía Campesina, que se originó en Brasil en 1993, incluye ahora a unos 200 millones de agricultores en 81 países. Estos intentos de autosuficiencia y gobernanza comunitaria se extienden también a otras necesidades básicas, como la energía y el agua. En Costa Rica, España e Italia, las cooperativas rurales generan electricidad a nivel local y controlan su distribución desde la década de 1990. Y cientos de pueblos del oeste de la India han avanzado hacia la “democracia del agua”, basada en la recolección descentralizada del agua y la gestión comunitaria de los humedales y las aguas subterráneas. Movilizar a la gente para que sostenga, construya o reconstruya sistemas locales de conocimiento es esencial para estas empresas.
También es importante asegurar los derechos para gobernar los bienes comunes. En la Amazonia ecuatoriana, los indígenas sáparas lucharon con ahínco para obtener derechos colectivos sobre su hogar en la selva tropical. Ahora lo defienden contra los intereses petroleros y mineros, al tiempo que desarrollan un modelo de bienestar económico que combina sus cosmovisiones tradicionales -formas de conocer, ser y hacer que están física y espiritualmente vinculadas a su entorno- con nuevas actividades como el ecoturismo dirigido por la comunidad. Sus ingresos procedentes del turismo han disminuido durante la pandemia, pero sus bosques y su ética comunitaria les proporcionan casi toda la comida, el agua, la energía, la vivienda, las medicinas, el disfrute, la salud y el aprendizaje que necesitan. Ahora ofrecen sesiones en línea sobre sus cosmovisiones, análisis de sueños y curación. Yo participé en esas sesiones en persona en su campamento de ecoturismo Naku en 2019. La versión virtual no es tan inmersiva, pero no obstante representa una adaptación innovadora a las circunstancias.
Enverdecer las ciudades o hacerlas más acogedoras, como hacen los centros sociales de Lisboa, también requiere una gobernanza basada en la comunidad y economías de cuidado y de intercambio. En todo el Sur Global, los proyectos de desarrollo han llevado a cientos de millones de personas a las ciudades, donde viven en barrios marginales y trabajan en condiciones peligrosas. Los habitantes ricos de las ciudades podrían poner de su parte consumiendo menos, lo que reduciría la extracción y el vertido de residuos que desplazan a las personas a lugares lejanos. Ha surgido un abanico de vías hacia ciudades más equitativas y sostenibles. Entre ellas se encuentran, por ejemplo, el Movimiento de Transición, que intenta regenerar los bienes comunes y hacer que las ciudades europeas sean neutrales en cuanto a emisiones de carbono, y el movimiento municipalista, que está creando una red de Ciudades Sin Miedo, entre ellas Barcelona, Valparaíso, Madrid y Atenas, para proporcionar entornos seguros a los refugiados y migrantes. La agricultura urbana de La Habana suministra más de la mitad de sus necesidades de alimentos frescos y ha inspirado muchas otras iniciativas de agricultura urbana en todo el mundo.
Cinco pétalos
Estas iniciativas apuntan a la necesidad de transformaciones fundamentales en cinco ámbitos interconectados. En el ámbito económico, debemos abandonar el paradigma del desarrollo, incluida la noción de que el crecimiento económico, medido por el producto interior bruto (PIB), es el mejor medio para alcanzar los objetivos humanos. En su lugar, necesitamos sistemas que respeten los límites ecológicos, hagan hincapié en el bienestar en todas sus dimensiones y localicen los intercambios para permitir la autosuficiencia, así como buenas medidas de estos indicadores. Bután lleva mucho tiempo experimentando con la felicidad nacional bruta como índice; la idea ha dado lugar a variantes, como la reciente atención de Nueva Zelanda a la salud mental y otras medidas de progreso de este tipo.
También necesitamos liberarnos del control monetario y financiero centralizado. Se están llevando a cabo muchos experimentos con monedas y economías alternativas basadas en la confianza y los intercambios locales. Quizá el más innovador sea el “banco del tiempo”, un sistema de intercambio de servicios basado en el principio de que todas las habilidades u ocupaciones merecen el mismo respeto. Uno puede, por ejemplo, dar una clase de yoga de una hora de duración a cambio de un crédito que puede canjearse por una hora de trabajo en la reparación de bicicletas.
En muchas partes del mundo, los trabajadores buscan controlar los medios de producción: la tierra, la naturaleza, el conocimiento y las herramientas. Hace unos años visité Vio.Me, una fábrica de detergentes en Tesalónica (Grecia), que los trabajadores habían tomado y reconvertido de una producción química a otra basada en el aceite de oliva y respetuosa con el medio ambiente, y en la que habían establecido una completa paridad salarial, independientemente del trabajo que realizara el trabajador. El lema de su muro proclamaba: “¡No tenemos jefe!”
De hecho, el propio trabajo se está redefiniendo. La modernidad globalizada ha creado un abismo entre el trabajo y el ocio, por lo que esperamos desesperadamente el fin de semana. Muchos movimientos tratan de salvar esta brecha, permitiendo un mayor disfrute, creatividad y satisfacción. En los países industrializados, la gente está recuperando formas manuales de fabricar ropa, calzado o alimentos procesados bajo lemas como “¡El futuro está hecho a mano!”. En el oeste de la India, muchos jóvenes están abandonando las rutinas que matan el alma en las fábricas para volver a tejer en telares manuales, lo que les permite controlar sus horarios a la vez que les proporciona una salida creativa.
En la esfera política, la centralización del poder inherente al Estado-nación, ya sea democrático o autoritario, resta poder a muchos pueblos. La nación sápara de Ecuador y los adivasis de la India central abogan por una democracia más directa, en la que el poder resida principalmente en la comunidad. El Estado -en la medida en que siga existiendo- ayudaría entonces principalmente a la coordinación a gran escala, al tiempo que sería estrictamente responsable ante las unidades de decisión sobre el terreno. La antigua noción india de swaraj, traducida literalmente como “autogobierno”, es especialmente relevante en este caso. Hace hincapié en la autonomía y la libertad individuales y colectivas que están vinculadas a la responsabilidad por la autonomía y la libertad de los demás. Una comunidad que practica el swaraj no puede represar un arroyo, por ejemplo, si eso amenaza el suministro de agua de los pueblos situados aguas abajo; su bienestar no puede comprometer el de los demás.
Esta noción de democracia también desafía las fronteras de los estados-nación, muchos de los cuales son producto de la historia colonial y han roto áreas ecológica y culturalmente contiguas. El pueblo kurdo, por ejemplo, está dividido entre Turquía, Irán, Irak y Siria. Durante tres décadas han luchado por conseguir la autonomía y la democracia directa basada en los principios de sostenibilidad ecológica y liberación de la mujer, y sin que las fronteras los dividan. Y los grupos indígenas de México que se identifican colectivamente como zapatistas llevan más de tres décadas afirmando y sosteniendo una región autónoma basada en principios similares.
Avanzar hacia esta democracia radical sugeriría un mundo con muchas menos fronteras, tejiendo decenas de miles de comunidades relativamente autónomas y autosuficientes en un tapiz de alternativas. Estas sociedades se conectarían entre sí a través de redes “horizontales” de intercambio equitativo y respetuoso, así como a través de instituciones “verticales”, pero con responsabilidad descendente, que gestionen los procesos y las actividades en todo el territorio.
Se están llevando a cabo varios experimentos de biorregionalismo a gran escala, aunque la mayoría siguen teniendo una gobernanza un tanto descendente. En Australia, la Iniciativa de la Gran Cordillera Oriental pretende coordinar la conservación de los ecosistemas a lo largo de 3.600 kilómetros, manteniendo al mismo tiempo los medios de subsistencia y la salud de las comunidades. Y un proyecto que abarca seis países en los Andes pretende conservar como Patrimonio de la Humanidad el Qhapaq an, una red de 30.000 kilómetros de caminos construidos por el Imperio Inca, junto con su patrimonio cultural, histórico y medioambiental conexo.
El autogobierno local puede, por supuesto, ser opresivo o excluyente. Los consejos de aldea tradicionales, intensamente patriarcales y de casta, en muchas partes de la India, y los planteamientos xenófobos contra los refugiados de la derecha en Europa ilustran este inconveniente. Un tercer ámbito crucial de transformación es, por tanto, la justicia social, que abarca las luchas contra el racismo, el castismo, el patriarcado y otras formas tradicionales o modernas de discriminación y explotación. Afortunadamente, el éxito en el desafío al sistema económico dominante suele ir acompañado de victorias contra la discriminación, como la de las agricultoras dalit que se sacuden siglos de opresión de casta y patriarcado para lograr la soberanía alimentaria.
La autonomía política y la autosuficiencia económica no tienen por qué significar aislacionismo y xenofobia. Más bien, los intercambios culturales y materiales que mantienen la autosuficiencia local y respetan la sostenibilidad ecológica reemplazarían la globalización actual, que perversamente permite que los bienes y las finanzas fluyan libremente pero detiene a los seres humanos desesperados en las fronteras. Este tipo de localización estaría abierta a las personas necesitadas; los refugiados del cambio climático o de la guerra serían bienvenidos, como en la red de Ciudades sin Miedo en Europa. Tanto la práctica de base como los cambios en la política podrían ayudar a transitar hacia un sistema así. Por supuesto, son necesarios los intentos de reconstruir las sociedades en las regiones en conflicto para que la gente no tenga que huir de ellas.
El cambio radical también requiere transformaciones en una cuarta esfera: la de la cultura y el conocimiento. La globalización devalúa las lenguas, las culturas y los sistemas de conocimiento que no se adaptan al desarrollo. Varios movimientos se enfrentan a esta tendencia homogeneizadora. La nación sápara intenta resucitar su lengua casi extinguida y preservar sus conocimientos sobre la selva, incorporándolos al plan de estudios de la escuela local, por ejemplo. Muchas comunidades están “descolonizando” los mapas, recuperando sus propios topónimos y desafiando las fronteras políticas. Incluso la proyección Mercator de la época colonial, utilizada para generar el conocido mapa del mundo, está siendo puesta en tela de juicio. (Hace poco me di cuenta de que África es lo suficientemente grande como para contener a Europa, China, Estados Unidos e India juntos). Cada vez más, las ciencias tradicionales y modernas colaboran para ayudar a resolver los problemas más acuciantes de la humanidad. La Evaluación de la Biodiversidad del Ártico, por ejemplo, implica la cooperación entre los pueblos indígenas y los científicos universitarios para hacer frente al cambio climático.
Uno de los problemas es que las instituciones educativas actuales forman a graduados que están equipados para servir y perpetuar el sistema económico dominante. Sin embargo, la gente está devolviendo la comunidad y la naturaleza a los espacios de aprendizaje. Estos esfuerzos incluyen las Escuelas del Bosque en muchas partes de Europa que proporcionan a los niños un aprendizaje práctico en medio de la naturaleza, las escuelas autónomas zapatistas que enseñan sobre diversas culturas y luchas, y la Alianza de Ecoversidades de centros de enseñanza superior en todo el mundo que permiten a los académicos buscar el conocimiento a través de los límites que normalmente separan las disciplinas académicas.
Sin embargo, la esfera más importante de la transformación es la ecológica: reconocer que somos parte de la naturaleza y que otras especies son dignas de respeto por derecho propio. En todo el Sur Global, las comunidades están liderando los esfuerzos para regenerar los ecosistemas degradados y las poblaciones de vida silvestre y conservar la biodiversidad. Por ejemplo, decenas de miles de “territorios de vida” están siendo gobernados por comunidades indígenas u otras comunidades locales. Entre ellos se encuentran las zonas marinas gestionadas localmente en el Pacífico Sur, los territorios indígenas de América Latina y Australia, los bosques comunitarios del sur de Asia y los territorios de dominios ancestrales de Filipinas. También cabe destacar la reciente legislación o las sentencias judiciales de varios países que afirman que los ríos, por ejemplo, gozan de la misma protección que las personas. La Declaración de las Naciones Unidas de 2009 sobre la Armonía con la Naturaleza es un hito importante hacia ese objetivo.
Valores
A menudo me preguntan cómo se pueden ampliar las alternativas exitosas. Sin embargo, sería contraproducente intentar ampliar o replicar un DDS o un Parque de la Papa. La esencia de este enfoque es la diversidad: el reconocimiento de que cada situación es diferente. Lo que la gente puede hacer -y así es como se extienden las iniciativas de éxito- es comprender los valores subyacentes y aplicarlos en sus propias comunidades, al tiempo que se establece una red con empresas similares para extender el impacto.
El proceso Vikalp Sangam ha identificado los siguientes valores como cruciales: solidaridad, dignidad, interconexión, derechos y responsabilidades, diversidad, autonomía y libertad, autosuficiencia y autodeterminación, simplicidad, no violencia y respeto por toda la vida. En todo el mundo, las cosmovisiones antiguas y modernas centradas en la vida articulan principios similares. Los pueblos indígenas y otras comunidades locales han vivido durante siglos según cosmovisiones como el buen vivir, el swaraj, el ubuntu (una filosofía africana que considera que el bienestar de todos los seres vivos está interconectado) y muchos otros sistemas éticos de este tipo, y los están reafirmando. Simultáneamente, enfoques como el decrecimiento y el ecofeminismo han surgido desde el interior de las sociedades industriales, sembrando poderosas contraculturas.
En el centro de estas visiones del mundo se encuentra un principio simple: que todos somos poseedores de poder. Que en el ejercicio de este poder, no sólo afirmamos nuestra propia autonomía y libertad, sino que también somos responsables de garantizar la autonomía de los demás. Este swaraj se fusiona con la sostenibilidad ecológica para crear un eco-swaraj, que abarca el respeto por toda la vida.
Está claro que estas transformaciones fundamentales se enfrentan a un status quo profundamente arraigado que toma represalias violentas siempre que percibe una amenaza. Cientos de defensores del medio ambiente son asesinados cada año. Otro grave problema es el desconocimiento que tienen muchos habitantes del Norte Global de los ideales de una buena vida más allá del sueño americano. Aun así, el hecho de que muchas iniciativas progresistas estén prosperando y otras nuevas estén brotando sugiere que una combinación de resistencia y alternativas constructivas tiene una oportunidad.
La pandemia de COVID es una catástrofe que plantea a la humanidad una elección. ¿Volveremos a la antigua normalidad o adoptaremos nuevos caminos para salir de la crisis ecológica y social? Para maximizar la probabilidad de esto último, tenemos que ir mucho más allá de los enfoques del Green New Deal en Estados Unidos, Europa y otros lugares. Su intensa atención a la crisis climática y a los derechos de los trabajadores es valiosa, pero también debemos desafiar los patrones de consumo insostenibles, las desigualdades evidentes y la necesidad de estados nacionales centralizados.
Las recuperaciones verdaderamente sostenibles harían hincapié en todas las esferas del eco-swaraj, a las que se llegaría por cuatro vías. Una de ellas es la creación o reactivación de medios de vida dignos, seguros y autosuficientes para dos mil millones de personas, basados en la gobernanza colectiva de los recursos naturales y en procesos de producción a pequeña escala como la agricultura, la pesca, la artesanía, la manufactura y los servicios. Otro es un programa de regeneración y conservación de los ecosistemas, dirigido por los pueblos indígenas y las comunidades locales. Una tercera es la inversión pública inmediata en salud, educación, transporte, vivienda, energía y otras necesidades básicas, planificadas y ejecutadas por la gobernanza democrática local. Por último, son cruciales los incentivos y desincentivos para que los modelos de producción y consumo sean sostenibles. Estos enfoques integrarían la sostenibilidad, la igualdad y la diversidad, dando voz a todos, especialmente a los más marginados. Una propuesta de un millón de empleos climáticos en Sudáfrica es de esta naturaleza, al igual que un plan de recuperación feminista para Hawái y varias otras propuestas de justicia social en otros países.
Nada de esto será fácil, pero creo que es esencial si queremos hacer las paces con la Tierra y entre nosotros mismos.
….los comunes no son cosas: son, ante todo, sistemas sociales.
Sistemas vivos a través de los cuales las personas abordan problemas comunes. Así, el procomún depende antes que nada de un proceso social y relacional, y reivindica la necesidad de poner este aspecto relacional en el centro. Exactamente igual que numerosos enfoques económicos llamados heterodoxos (frente a la ortodoxia neoclásica) que reivindican el carácter social de la teoría y la práctica económica, más allá de estrategias de márketing puntuales que lo cooptan, para relegarlo acto seguido a los márgenes, como es el
caso del greenwashing o la responsabilidad social corporativa.
Históricamente, la economía marxista ha vinculado el nacimiento del capitalismo con la «acumulación primitiva» fruto de la destrucción y privatización de las propiedades y las relaciones comunales durante los famosos cercamientos del s. XVI y XVII, así como la colonización del continente americano por parte de las potencias europeas a lo largo de ese mismo periodo.
Por otro lado, la más reciente corriente de economía feminista surge con la voluntad de señalar y cuestionar las bases patriarcales de la sociedad en general y del pensamiento económico en concreto, con el «homo economicus» (individual, egoísta e independiente) como único sujeto de análisis económico. Este sesgo androcéntrico ignora la interdependencia, la eco-dependencia, los límites biofísicos del planeta y, en resumen, todos los procesos vitales y económicos que quedan al margen del mercado. La economía feminista analiza críticamente la aproximación epistemológica basada en el supuesto de autonomía de los individuos, lo que Julie Nelson (y otras autoras, recogiendo su testigo) llaman «la falacia del hombre hongo», basándose en la sugerencia de Thomas Hobbes de considerar a los hombres como «hongos» surgidos de la tierra, que llegan de repente a la madurez sin ningún tipo de interrelación entre ellos: una visión hegemónica pero problemática que ignora que toda persona requiere de cuidados, como mínimo durante la niñez, la vejez
y la enfermedad.
Nuestra concepción de la economía deforma como nos relacionamos, y la teoría económica dominante se aplica en muchos casos a la naturaleza del individuo como un hecho universal y manifiesto. Así entender la economía es, por un lado, un saber situado y subjetivo y, por otro, una ciencia social y, por consiguiente, contingente respecto a su contexto histórico y social, nos permite entender que se trata de un conjunto de sistemas cambiante y cambiable.
Las múltiples experiencias pasadas y presentes demuestran que otro mundo es posible, en un momento en el que es, además, urgentemente necesario. (La Comuna – La newsletter de los comunes – Guerrilla Media Collective – junio 2021)
¿Qué es eso del “trabajador champiñón”, una fórmula que usas a menudo?
Las empresas, pero en general el mundo de lo público –y si me apuras también el mundo militante– exigen a las personas cuando se insertan en la empresa que vengan libres de toda responsabilidad que interfiera con su curro y que aparezcan con sus necesidades resueltas, no les importa ni cómo ni dónde solucionan sus necesidades, ni quién se hace cargo de las responsabilidades que deberían asumir, como el cuidado de los menores o la gestión de su propio hogar. Piden personas que no tengan ni responsabilidades de cuidados ni necesidades, es decir, como si brotarán de una seta, de una nada, brotan cuando aparecen en el ámbito público, de la empresa, y desaparecen cuando salen de ahí. Para las empresas, el resto de la vida da igual. Pasa lo mismo con la gente migrante, de ahí la frase “Queríamos mano de obra y vinieron personas”. Amaia Pérez Orozco (economista feminista ) autora del libro ‘Subversión feminista de la economía’
«La pandemia global por la Covid-19 ha puesto en cuestión la manera en que está organizado el mundo y los límites del llamado “desarrollo”. Hoy más que nunca se hace necesario discutir los modelos de “desarrollo” y reflexionar sobre las experiencias que desde las comunidades y poblaciones se han venido realizando como formas de resistencia y construcción de proyectos de vida alternativos al extractivismo minero.
En ese sentido, a través del presente documento la Red Muqui busca, con base en la experiencia de su trabajo de defensa de los derechos de las comunidades y poblaciones afectadas por la minería, hacer algunas propuestas de fondo respecto al lugar de la minería en una economía y sociedad orientadas fundamentalmente a la salud y el bienestar de la población y la protección de la naturaleza en el contexto de la pandemia. »
1era edición
Abril, 2021
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2021-04618.
Autores:
La elaboración del documento ha estado a cargo del Ing. Edwin Alejandro Berrospi y de Mattes Tempelmann, de la Red Muqui; con la colaboración del consultor Econ. Carlos Portugal en la redacción del primer capítulo y la sistematización de las experiencias; y en coordinación y colaboración con instituciones miembros de la Red Muqui. Corrección de estilo: Verónica Ferrari Diseño y diagramación: Alexander Sifuentes Cotrina Ilustración de portada: Oscar Salvatierra
LONDRES – Los anuncios recientes de resultados exitosos en dos ensayos clínicos de vacunas contra la COVID‑19 generan esperanzas de que un regreso a la normalidad esté cerca. Los datos preliminares de las nuevas vacunas de tipo mRNA de Pfizer/BioNTech y Moderna son muy alentadores y hacen pensar que es inminente su aprobación de emergencia. Y noticias más recientes respecto de la eficacia (aunque ligeramente menor) de una vacuna desarrollada en forma conjunta por AstraZeneca y la Universidad de Oxford también dan motivos para esperar otros avances.
En teoría, la llegada de una vacuna segura y eficaz sería el comienzo del fin de la pandemia de COVID‑19. Pero en realidad, no hemos terminado de empezar a lograr lo que realmente se necesita: una «vacuna de la gente» que se distribuya en forma equitativa y gratuita para todas las personas que la necesiten.
Por supuesto que hay que elogiar todo lo que se ha hecho para poder crear vacunas en apenas unos pocos meses. Ha sido un enorme salto tecnológico para la humanidad. Pero ese salto se hizo desde un trampolín de décadas de inversión pública a gran escala en investigación y desarrollo.
Las principales vacunas candidatas se basan en general en preparar al sistema inmunitario para detectar la «espícula» viral, una técnica que es posible gracias a años de investigación en los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. Más en lo inmediato, BioNTech recibió 445 millones de dólares del gobierno alemán, y Moderna recibió un millón de dólares de la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias y más de mil millones de dólares de dos organismos estadounidenses: la Autoridad para la Investigación y el Desarrollo Biomédico Avanzado y la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa. La vacuna de AstraZeneca‑Oxford recibió más de mil millones de libras (1300 millones de dólares) de financiación pública.
Pero para que los avances tecnológicos se conviertan en Salud para Todos, es necesario que las innovaciones de creación colectiva se rijan por el interés público y no por la ganancia privada. Esto se aplica sobre todo al desarrollo, la fabricación y la distribución de vacunas en el contexto de una pandemia.
Ningún país podrá resolver esta crisis actuando solo. Por eso necesitamos vacunas al alcance gratuito de todos. Pero el sistema de innovación actual antepone los intereses de los países de altos ingresos a los del resto, y las ganancias a la salud pública.
El primer paso hacia una vacuna de la gente es garantizar la plena transparencia de los resultados de los ensayos clínicos para permitir una evaluación independiente y rápida de la seguridad y eficacia de las vacunas. La publicación de datos preliminares incompletos a través de anuncios de prensa corporativos está dirigida a los mercados financieros, no a la comunidad sanitaria, y es una práctica que sienta un mal precedente. Mientras las acciones de las farmacéuticas se valorizan, los profesionales del área de la salud y la gente se ven obligados a tratar de adivinar los resultados de las pruebas. Conforme surgen más detalles sobre defectos en el diseño y la implementación del ensayo clínico de la vacuna de AstraZeneca‑Oxford, aumentan también los pedidos de un modelo de ciencia abierta y de que los protocolos y resultados se compartan en forma inmediata.
Además, hay preguntas cruciales sobre las principales vacunas candidatas que todavía no tienen respuesta. Presiones políticas y económicas en los países de altos ingresos llevan a que las farmacéuticas estén tratando de acelerar la aprobación de sus vacunas. Por eso han diseñado sus ensayos clínicos de fase III de modo de obtener resultados positivos lo antes posible, en vez de responder preguntas importantes, por ejemplo si la vacuna previene el contagio o sólo protege contra la enfermedad. Tampoco está clara la duración de la protección; si la vacuna es igualmente eficaz en jóvenes y ancianos, o en personas con comorbilidades; y qué diferencias hay entre las principales candidatas (lo cual es esencial para el diseño de estrategias de vacunación eficaces).
Además, el proceso de distribución de las vacunas sigue dominado por los intereses nacionales (sobre todo, los de los países desarrollados). Aunque la plataforma internacional de compra y distribución COVAX es un gran avance, pierde efectividad frente a inmensos acuerdos bilaterales de compra anticipada de países ricos que pueden darse el lujo de apostar a varias vacunas. Por ejemplo, los países de altos ingresos ya compraron cerca del 80% de las dosis de las vacunas de Pfizer/BioNTech y Moderna que estén disponibles el primer año.
En resumidas cuentas, los países ricos se han apropiado 3800 millones de dosis de diferentes fabricantes, contra 3200 millones (incluidos unos 700 millones de dosis para COVAX) para el resto del mundo. Es decir, reservaron dosis suficientes para dar cobertura a sus poblaciones varias veces, con posibilidad de que las dosis restantes no alcancen para vacunar ni siquiera a los grupos más vulnerables en los demás países.
Al mismo tiempo, como la carrera por las vacunas se centra sobre todo en los mercados occidentales, algunas candidatas serían muy poco viables fuera de un país desarrollado. La de Pfizer/BioNTech hay que conservarla a menos 70 °C, una temperatura inferior a la del invierno antártico. La distribución de esta vacuna creará costosos y complejos desafíos logísticos, especialmente para los países de ingresos bajos y medios. Aunque otras candidatas (por ejemplo la de AstraZeneca‑Oxford) son estables a temperaturas más altas, es notable que el primer producto que alcanza la fase de aprobación incluya un elemento tan evidente de discriminación de mercados.
Más allá de los intereses nacionales acecha el problema de los aun más estrechos intereses privados, derivado de un modelo de innovación farmacéutica hiperfinancierizado. Ahora que la pandemia da a los inversores la posibilidad de una ganancia inesperada, la industria está ampliando el modelo de negocios para desarrollar futuras vacunas. Pero mientras los inversores aprovechan cotizaciones astronómicas y crecientes plusvalías y liquidan las acciones de una empresa el mismo día que esta anuncia resultados preliminares prometedores en un ensayo clínico, la creación de una vacuna para la gente pasa a segundo plano.
La crisis de la COVID‑19 es una ocasión perfecta para saber si en los próximos años prevalecerá un modelo de innovación y producción más orientado a la salud pública. Pfizer se aferra al modelo de maximizar el valor para los accionistas, pero AstraZeneca al menos se comprometió a no lucrar con su vacuna «durante la pandemia». Aun así, el proceso (a pesar de toda la inversión pública que hay detrás de estas innovaciones) seguirá siendo opaco, y hay motivos para dudar de que AstraZeneca realmente esté dispuesta a anteponer la salud pública a las ganancias y ofrecer su vacuna al costo.
Las últimas noticias sobre vacunas han traído esperanza, pero también han puesto de manifiesto la disfuncionalidad del modelo de negocios de la industria farmacéutica y siembran dudas sobre la posibilidad de lograr una vacuna para la gente y Salud para Todos. Aunque el «business as usual» alcance por esta vez para superar la crisis, hay una manera mejor de hacer las cosas. Antes de que llegue la próxima pandemia, tenemos que entender que las vacunas son bienes públicos comunes y empezar a reorientar el sistema de innovaciones hacia un modelo simbiótico de colaboración entre el Estado y la empresa privada que se rija por el interés público.
Nos dirijimos a Ustedes para compartir el documento «12 argumentos a favor de una transición en el ámbito de las materias primas«.
Este documento ha sido redactado por ONGs alemanas (entre otras Misereor y Pan para el Mundo) con el propósito de mostrar las razones para una reducción absoluta del consumo de materias primas en Alemania y una mayor responsabilidad en la extracción y producción de materias primas a nivel mundial. El grupo de trabajo sobre materias primas quiere incidir en los numerosos problemas e impactos negativos que el actual modelo de extracción y uso de recursos tienen sobre personas, los derechos humanos y el medio ambiente, sobre todo en el Sur Global. A pedido del grupo de trabajo el Almanaque del Futuro colabora ahora en el recojo de opiniones y lecturas sobre el tema.
En este sentido nos interesa conocer su opinión con respecto a la situación descrita y el documento mismo.
De antemano muchas gracias por su tiempo y sus comentarios:
¿Qué sugieren? ¿Qué visiones para una transformación equitativa y sostenible de los recursos tienen a escala local y global con países como Alemania y la UE?
El documento se ha redactado desde un punto de vista alemán. ¿Están de acuerdo con nuestro análisis? ¿Qué demandas y alternativas añadirían?
¿Están de acuerdo con los primeros pasos concretos que son formulados en las últimas páginas que plantean la reducción del consumo de materias primas, la regulación obligatoria de los derechos humanos en este contexto y la debida diligencia medioambiental durante la extracción de materias primas y a lo largo de las cadenas de suministro?