En Catachilla y Rancho Nuevo, dos comunidades del municipio de Santivañez, Cochabamba – Bolivia, un grupo de personas por medio de sus huertos agroecoforestales familiares logra adaptarse a la crisis climática y, particularmente al estrés hídrico extremo. Como colectividad marca una ruta de crianza mutua, basado en el “aprender enseñando y enseñar aprendiendo”; recuperando desde su relación socio-ambiental bienes comunes como agua, suelo, biodiversidad y semillas, además de cultura alimentaria. Todo empieza como iniciativa, inducida desde diferentes proyectos, logrando paulatinamente una emancipación plena de estos apoyos externos. El grupo se constituye como “productorxs agroecológicos Ecohuertos” y “Feria agroecológica Eco-Huertos” y, quizás lo más importante, se han apoderado de su proceso. Este traspaso del protagonismo, del proyecto al proceso auto-determinado y autónomo del tejido comunitario es un derrotero tan común que se busca alcanzar en muchos proyectos pero pocas veces alcanzado por los mismos. A la pregunta: ¿por qué se logró entonces lo que es tan difícil que suceda? Por lo general, no hay la posibilidad para adaptar el proyecto a realidades cambiantes y cambiadas, terminando el proyecto de esta manera en intento fallido de acomodar la realidad a la lógica del proyecto…parece que aquí sucedió lo contrario.



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