Juliana Miranda, nació y creció en la comunidad de San Francisco de Pachijal, al noroccidente de Quito, en la región del Chocó Andino. Juli es la menor de 14 hermanxs. A sus 22 años, no han podido convencerla de una formación convencional, ya que en lugar de la universidad, valora a la naturaleza, al bosque, como una verdadera escuela. Su participación en el proyecto piloto de investigación sobre la Renta Básica muestra cómo la misma ha sido aprovechada para avanzar en sus proyectos de vida: consolidar la producción artesanal de cosméticas naturales desde la riqueza del bosque y cuidar un lugar de conservación y de turismo ambiental en su tierra natal. Hoy, su familia la apoya; junto a su comunidad están orgullosxs del camino que ha escogido.


A propósito de la Renta Básica Universal: la renta básica es un monto de dinero que se entrega de forma periódica y sin condiciones, a todas las personas residentes de una comunidad para garantizar su subsistencia económica. Es decir, la RBU supone ser universal, individual, e incondicional.  La Red de Guardianes de Semillas (RGS) en Ecuador, aceptó la invitación de Misereor, agencia alemana de cooperación al bienestar y transición social, ecológica y económica, para implementar un proyecto piloto de renta básica en el país. La RGS identificó a 60 personas, quienes durante 2 años reciben una renta mensual de 250 dólares, sin condicionamientos en torno al uso de estos recursos.  Una particularidad en el enfoque de este proyecto es que han sido personas guardianes de semillas, quienes propusieron compañerxs de sus entornos locales, quienes han demostrado interés en avanzar hacia una transición regenerativa, de sustentabilidad y del Bien Común.  
 
Una amenaza latente
 
Durante la era del hielo, casi todo el mundo se congeló, excepto ciertas regiones en la línea ecuatorial, en donde se formaron “hotspots” de diversidad. Este es el caso de la biósfera del Chocó Andino, cuya flora y fauna no son los únicos testimonios de riqueza biodiversa. Sus suelos, repletos de minerales, cuentan una historia de millones de años de actividad, que las empresas mineras están sedientas por explotar. 
 
Desde que Juliana era niña, la minería ha sido una amenaza latente. Quienes se oponen, como su familia, corren riesgo de ser vistos como enemigos del progreso, o incluso de perder la vida. Pero la incansable resistencia fue clave para que el año pasado (2023), bajo consulta popular, la ciudadanía del Distrito Metropolitano de Quito haya decidido prohibir la explotación minera, en todas las escalas. Sin embargo, dice Juliana “no hay que bajar la guardia ya que la consulta no ha afectado a las concesiones ya otorgadas en dicho territorio”. Además, continúan intentos engañosos por parte de empresas, buscando la realización de consultas para dar paso a la exploración; se conoce que existe oro, plata, bronce y no ha cesado la ambición por extraer otros metales, a costa de la destrucción de bosques y ríos. 
 
Camufladxs como personas que les interesa la ganadería regenerativa, la reforestación, lxs minerxs procuraban comprar fincas en el Chocó Andino. “Pero después de unos años”, dice Juliana, “nos fuimos enterando de su objetivo: empezaron a entrar máquinas y mucha gente de la comunidad estaba a favor. Fue un conflicto terrible. Las mineras fraccionan el tejido social.” Incluso, intentaron comprar la finca del hermano de Juliana. “Pero mi hermano no quiso vender, porque su finca es su mayor tesoro. Yo creo que eso fue lo que me impulsó a quedarme y a crear algo que pueda ser rentable sin que se explote a la tierra” dice Juliana, quien a su corta edad vio muchos vecinxs, cediendo ante la facilidad de recibir el dinero, en lugar de aprovechar la fertilidad de sus fincas. “Esa fue una de mis inspiraciones”, y continúa, “de decir no, quiero quedarme aquí y quiero generar algo que sea bueno para la comunidad y para nosotros".

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Cosmética natural 
 
Así fue como en el año 2021, nació Parwa, que significa “flor de maíz” en quechua. Al principio, Juliana le ayudaba a Gonzalo, su hermano mayor, en la producción de jabones naturales y aceites esenciales. Cuando Gonzalo optó por dedicarse a un empleo remunerado, ella decidió continuar con la producción. De esta forma conoció a Gabriela, su actual socia de negocio, quien se encarga de la comercialización. La amistad y colaboración entre ambas es un ejemplo de sinergia campo – ciudad. 
 
Para salir de la casa de Juliana, en el corazón del bosque, hay que cruzar tres ríos, algo que Juli disfruta, viajando en bicicleta, pero complicaba las ventas. Más adelante, por tanto, decidieron trasladar la sede de producción a la parte urbana de Quito, donde la familia de Gabriela ofreció la casa de sus abuelos que requeriría ser transformada para habilitarla como laboratorio – taller. En ese momento, a Juliana le llegó la renta básica. Recuerda Juliana emocionada: “Vino como del cielo; hicimos una minga, tumbamos paredes, le pintamos, le pusimos bonito”. También les fue posible invertir en una mesa de acero inoxidable y envases de vidrio oscuros para aceites esenciales, los cuales son requerimientos para la calidad y para el registro de sus productos. 
 
Jabones, shampoo sólido, repelentes, aceites relajantes, desodorantes son algunos de los productos naturales estrella de Parwa; las materias primas vienen del bosque, por ejemplo diversas arcillas, y de la finca en donde se ha sembrado diversas plantas medicinales como hierba luisa, cacao, naranja, limón, entre otras. A medida que la demanda y las ventas crecían, decidieron mejorar sus productos; para esto también fue clave la renta básica. Con la ayuda de una especialista francesa, a quien contrataron para realizar una capacitación en su laboratorio, las compañeras de Parwa han reemplazado la glicerina, derivada del petróleo, por manteca animal o vegetal de coco y de cacao que proviene de sus vecinxs. “Capacitarnos sobre el proceso de saponificación fue como empezar desde cero, pero ahora producimos nuestra propia glicerina, de manera sostenible”.
 
La venta se realiza en línea, en varias tiendas especializadas en Quito, y en Mindo, lugar turístico del Chocó Andino. Por el momento, no han contratado personal, sino que se encargan, entre Juliana y Gabriela de todas las funciones de Parwa. Se sienten orgullosas de apoyar, a través de su emprendimiento, a pequeños agricultores.
 
Ahora me escuchan
 
El éxito de Parwa ha tenido un impacto muy positivo en la comunidad, sobre todo entre mujeres y jóvenes, quienes dicen “nosotros también podemos hacer algo”. Y es que no es común ni sencillo, como mujeres, tener la posibilidad de administrar procesos productivos. En el caso de Juliana, quien no solo es mujer, sino también la menor, ha sido central participar constantemente en cursos y capacitaciones, entre los cuales resalta el Curso de Diseño y Permacultura, organizado por Yakunina (https://www.yakunina.com/)  en Mashpi. En la finca de su familia siempre se cultivó de manera orgánica, evitando agroquímicos. Sin embargo, ciertos métodos para fortalecer la regeneración del suelo, la diversidad de especies, articular diversos aspectos del cotidiano para una vida sostenible, como propone la permacultura; sí han sido novedosos para Juliana. “En mi casa”, comenta Juliana, “me empezaron a escuchar; decían, sí creo que sabe. Y ahora me parece súper lindo, porque en esta finca que compramos, es como que yo estoy al frente”.
 
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Proyectos de vida
 
Teníamos un sueño, junto a mis hermanxs, de comprarnos una finca para evitar la explotación y conservar la biodiversidad.  Y todos estábamos enamorados de una finca que hay en Pachijal que es hermosa, tiene aguas cristalinas y full bosque. Pero era difícil, no teníamos la plata para comprar” – dice Juli, en alusión a su proyecto más reciente, con el cual se identifica profundamente. Al enterarse de que el proyecto de renta básica iba a extenderse un año más, es decir que vendrían 24 en lugar de 12 transferencias mensuales, Juliana se animó a arriesgarse, sacando un préstamo para participar en la compra de la finca junto a sus 7 hermanxs. La idea de Juliana es irse a vivir a esta finca, construir una maloca y alojamiento para poder recibir turistas que buscan naturaleza, vegetación y ríos en vez de fast food e internet. “La semana pasada recibimos por primera vez turistas en esta finca, les encantó el lugar”.      
 
“Tengo varios proyectos”, concluye Juli, “la renta básica me ayudó a ponerlos en práctica. Al principio, me permitió realizar las mejoras en Parwa, junto con Gabriela. Pero este proyecto ya marcha por cuenta propia. La última transferencia de 250 dólares se realizará en junio, o sea en tres meses. Pero ya estoy súper preparada”.
 
Motivación que contagia 
 
A pesar de ser la menor, Juliana ha logrado reconectar los proyectos de vida de sus hermanos. “Una de las cosas que ha sido muy fuerte para mí es ver a mis hermanxs con full sueños: de la finca, de turismo, y ha sido súper difícil para ellxs lograr lo que siempre han querido. Siempre se han desviado. Siempre se han ido por otros caminos,” cuenta Juliana. Esto le ha dado la motivación de centrarse en un propósito a Juliana. “Pienso que sí mis hermanxs hubiesen recibido una renta básica, también hubieran logrado sus proyectos de vida”, resume Juli.
 
Aún no le han puesto nombre a la finca que compraron, pero Juliana ya tiene su favorito: “finca de las nutrias”, en alusión al permanente espectáculo de estos animales que disfrutan del río y de las frutas; y, riéndose confiesa: “Creo que sí me van a tener que aceptar este nombre”.        

Mensajes al futuro       

1 La defensa y resistencia ante las amenazas del extractivismo y la depredación de la naturaleza requieren generar alternativas económicas que evidencien la convivencia armoniosa entre lxs habitantes del bosque.
2 La renta básica permite llevar a la práctica proyectos de vida, obedeciendo a convicciones propias, y viviendo el talento que todxs tenemos dentro.
3 A menudo se piensa que quienes menos oportunidades tienen en el campo son jóvenes y mujeres, esta experiencia contrasta con dicha narrativa, ofreciendo perspectivas frescas de innovación y colaboración.

El texto fue elaborado, basado en conversaciones con Juliana Miranda por Michelle Ruiz, coordinadora del proyecto piloto RB de la RGS y Jorge Krekeler (coordinador del Almanaque del Futuro - facilitador de Misereor por encargo de Agiamondo) en marzo de 2024. Muchas gracias a Juliana por su apertura e interés. Gracias también a Michelle Ruiz por haber aceptado la co-autoría y por su la complicidad de atrapar los senderos de la motivación.


Créditos

Autores:
Michelle Ruiz |
Jorge Krekeler | jorge.krekeler@posteo.de

Diseño:
Gabriela Avendaño

Fotografías:
Juliana Miranda - Jorge Krekeler

Datos de contacto en cuanto a la experiencia documentada:
Juliana Miranda | yulianita1002@gmail.com
Instagram: @parwa.ec
Facebook: Parwa cosmética natural

En cuanto a información más detallada en torno al proyecto piloto con la renta básica:
https://www.almanaquedelfuturo.com/webinar/renta-basica-y-transiciones/

Red de Guardianes de Semillas – RGS | www.redsemillas.org | info@redsemillas.org

Edición: Septiembre 2024


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