Caminando en unas vacaciones por la Calle Medellín rumbo a la parte céntrica de México ciudad, compramos por pura casualidad un pan. El pan no duró mucho ya que en familia nos lo comimos en un dos por tres. Volvimos a comprar nuevamente en el mismo sitio, cuando Iván nos invitó conocer la panadería, el molino y nos platicó algo sobre algunos de los tantos secretos para hacer pan artesanal. Desde entonces pasó un año, tiempo que hizo crecer aún más la curiosidad del Almanaque del Futuro para dar cobertura sobre esta experiencia motivadora que habla del pan verdadero y de la coherencia autentica.




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