La Comunicación para el Cambio
Grupo Futuro Presente. Autoras Ivonne Pico – Resander-
Elizabeth Martínez –Corporación CompromisoEmisora comunitaria La Brújula abril 2020
1. Desde donde hablamos
Hemos acordado en el grupo “Futuro Presente” reflexionar a partir de la teoría y, desde la sistematización de experiencias, aprender de la práctica y generar conocimiento.
Para adentrarnos en el tema, invitamos a los participantes a responder las siguientes preguntas ¿Cómo define cada uno de nosotros la comunicación? ¿Para qué la usa?
¿Para informar, influenciar o concientizar? ¿Para ayudar a la comprensión de un tema, problema o una propuesta? ¿Para movilizar? ¿Cuándo la usa? ¿Qué canales utiliza?
2. Marco conceptual
Traemos el trabajo de la universidad que señala unas premisas de la comunicación para el cambio social (CCS1): La comunicación para el cambio social basa su premisa en la participación consciente y activa de la ciudadanía. Plantea relaciones desde la horizontalidad, activando mecanismos de apropiación social y desde los elementos que provee la comunicación: diálogo, debate, información, negociación para el acuerdo y la toma de decisiones. Evidentemente los resultados de un proceso basado en CCS, van más allá de comportamientos individuales y tiene en cuenta normas sociales, la política pública vigente, las costumbres culturales y el contexto del desarrollo. Este tipo de procesos suelen tener éxito cuando realmente hay una apropiación comunitaria o ‘empoderamiento’ de las acciones con lo cual se garantiza su sostenibilidad y permanencia en el tiempo.
Existen algunas características o condiciones indispensables en los procesos de comunicación para el cambio social:
a. Participación comunitaria y apropiación: Sin la participación y compromiso de los actores y sujetos involucrados en la acción, es imposible conseguir transformaciones en el mediano y largo plazo. Por ello, una condición indispensable en la CCS es la participación democrática y la apropiación del proceso y de los contenidos comunicativos, en los términos descritos más arriba.
b. Pertinencia cultural: Los procesos de intervención y comunicación no pueden desconocer o ignorar las formas culturales sino por el contrario, debe apoyarse en ellas
para legitimarse. La interacción cultural, es decir, los intercambios entre lenguas y culturas son saludables cuando tienen lugar en un marco de equidad y respeto, por medio del diálogo crítico, el debate de ideas y la solidaridad.
c. Generación de contenidos locales: La CCS fortalece el saber comunitario y promueve el intercambio de conocimientos en condiciones equitativas; el aprendizaje por medio del diálogo, en un proceso de crecimiento conjunto. Es fundamental la generación de contenidos propios, que rescaten el saber acumulado a través de muchas generaciones.
d. Uso de tecnología apropiada: La comunicación para el cambio social promueve los procesos, no los instrumentos. El uso de la tecnología debe dimensionarse de acuerdo con las necesidades de cada proceso. La capacidad de apropiación que desarrollen los actores involucrados define, en cada etapa del proceso, las características de la tecnología que debe usarse.
e. Convergencias y redes: Se promueve el diálogo y el debate, no solamente en el proceso de comunicación, sino hacia otros procesos similares. La constitución de redes contribuye a consolidar los procesos, y el intercambio los enriquece.
3. Algunas reflexiones desde nuestra experiencia.
Estas ideas puestas para la conversación están hechas desde lo que hoy pensamos y hacemos desde Resander, red de emisoras comunitarias de Santander y Compromiso, concesionaria de la Emisora comunitaria La Brújula en Bucaramanga, en comunicación con un enfoque para el cambio. Así que, reconocemos el trabajo que se hace a través de la comunicación local, específicamente a través de las radios comunitarias, desde donde
se puede construir un escenario para el reconocimiento de las agendas locales arraigadas en las experiencias de base social.
Partimos, por una parte, de reconocer que la comunicación contribuye a las transformaciones de la vida comunitaria y el tejido social y por otra, a movilizamos desde los lugares de la resistencia frente al modelo económico hegemónico. Esto ya nos sitúa en un lugar específico de enunciación, como lo diría Stuart Hall, en el lugar de ‘los otros’, los excluidos, ‘los ninguneados’. Un lugar que se enfoca en pensar, entre otros aspectos, cómo contribuir al fortalecimiento de las relaciones sociales, familiares, políticas, culturales, comunitarias de un entorno específico.
Esta movilización, nos sintoniza con la promoción de la construcción o reconstrucción, en la mayoría de los casos, de los lazos de confianza. En un país como Colombia, cuya historia social está atravesada por años y años de conflicto armado, las rupturas a todo nivel están más que comprobadas en decenas de estudios sobre el impacto psicológico y cultural de la violencia política.
Muchos son los estudios que demuestran cómo, a través de acciones intencionadas de comunicación, la ciudadanía consigue realizar ejercicios de movilización social que, sin duda se convierten en puntos de inflexión para trazar nuevas rutas hacia el cambio social.
Experiencias como, ‘el cine al parque’ en el Carmen de Bolívar en la región de Montes de María, que permitió a la población demostrarle a los violentos, con un acto cultural y pacífico que se oponían al uso de las armas y especialmente al silenciamiento de sus expresiones culturales. Pese a que la violencia arrasó con vidas y fracturó familias, hoy estas comunidades en un acto de total resiliencia han fundado el Museo itinerante de la memoria y la identidad de los Montes de María “El vuelo del Mochuelo”, como una forma de trascender con y a través de sus seres queridos y enviar un mensaje sobre la urgente necesidad de reconciliación en el país.
Lo que inició como un acto imprudente de un grupo de comunicadores que desafió a los violentos, terminó marcando la vida de muchas personas, de poblaciones que habían perdido la esperanza y que, a través del reconocimiento de sus propias raíces, promueve acciones de cambio, con una dosis esencial de esperanza. Esto último muy necesario para conseguir acciones de cambio social. Ese es el trabajo intencionado de la comunicación como estrategia con un propósito distinto.
Esto sin duda, exige una nueva racionalidad de la comunicación, de sus maneras, de la intencionalidad, sobre el uso de las herramientas comunicativas, y la construcción de los productos o piezas comunicativas.
4. ¿Qué se requiere?
I. En primer lugar, las organizaciones o procesos sociales tienen una agenda que ayuda a que se potencie y afine su voz, a través de los medios locales, especialmente las radios comunitarias.
Significa tener la capacidad de agencia para desarrollar su proyecto social derivado de su misión y de sus énfasis misionales, al tiempo tener los mecanismos de y para manifestar directamente sus propias ideas, reflexiones y propuestas. Tener la comprensión de los cambios que estamos movilizando (nueva racionalidad frente a la relación con la naturaleza, acciones frente al cambio climático, al consumismo, al determinismo
tecnológico, para la verdad, la memoria y la reconciliación, entre otras). Las organizaciones e instituciones requieren una fuerte cohesión interna en los equipos y proyectos, para que el conocimiento sobre sí mismos no este incompleta y dispersa. Así cada grupo tenga sus propios canales de comunicación, la información de salida será siempre la misma.
Una de las premisas de la cual parte la comunicación para el cambio social, en esa búsqueda de comprensión sobre las causas que promueven la acción, es considerar que las causas de la pobreza, la exclusión, la desigualdad, son estructurales, por tanto requiere de soluciones profundas como la revisión de la tenencia de tierra, la falta de libertades colectivas, el reconocimiento de los derechos y la protección de las poblaciones más vulnerables; en definitiva con la injusticia social que en lugar de resolver, el modelo económico actual, más profundiza.
Desde esta perspectiva, el trabajo que debe impulsarse desde las organizaciones, como se mencionó líneas arriba, debe basarse en la colectividad; en acciones de comunicación desde las comunidades y no para las comunidades. Bien lo dice Alfonso Gumucio, uno de los investigadores latinoamericanos que más ha desarrollado el concepto de CCS: “La participación de los actores involucrados es esencial en las propuestas de comunicación para el desarrollo, alternativa y participativa, que son las expresiones más reconocidas de la comunicación para el cambio social”2.
En general las organizaciones sociales y de base que asumen esta labor, reconocen “lo valioso, útil y significativo que resulta su trabajo” y, la importancia de éste en la institución, pero no hay aún un reconocimiento y valoración del impacto real que puede tener el mostrar en hechos noticiosos, comunicativos, informativos, lo que hacen y especialmente cómo, efectivamente, permiten y estimulan la participación de las comunidades, especialmente de los sectores más aislados y empobrecidos, siendo esta una de las particularidades de la comunicación para el cambio social, además de haber cuestionado el concepto de un desarrollo que no cuente con la participación efectiva de los sectores directamente afectados.
II. En segundo lugar, el diseño, la planeación y la ejecución de una estrategia de comunicación pensada desde el cambio social.
Es la búsqueda de una propuesta de comunicación que proyecte un acompañamiento permanente y a través de distintos productos comunicativos de toda la ejecución de la acción. Que se plantee cómo la acción comunicativa que conlleva a la movilización social, a la participación activa de la comunidad, a la concientización de la población de su papel protagónico en la toma de decisiones sobre los escenarios presentes que necesitan
cambiar. Que reconozca el pasado como el escenario que nos muestra las condiciones vividas, las tradiciones que arraigan la identidad cultural, pero no necesariamente el determinante del tiempo presente; donde la cultura local sea vista como potencial para el desarrollo, el crecimiento y el mejoramiento de las condiciones de vida.
III. En tercer lugar, la producción de contenidos de calidad e información en los momentos oportunos.
Aunado a lo anterior hay que garantizar que la información que se produce y socializa en medios, o por los diferentes canales, esté actualizada y no pierda la vigencia y relevancia del trabajo realizado por la organización. Es decir, que se trata de pensar en actos comunicativos estratégicamente intencionados. Se trata de producir nuestras propias noticias, a partir de las propias acciones de base que involucran el trabajo comunitario y
que puede potenciar a través de la historia, el protagonismo de los beneficiarios de nuestras acciones institucionales.
IV. En cuarto lugar, la apropiación de los medios locales por parte de las organizaciones sociales de base.
Entendiéndolo como referencia al estímulo de la participación en estos escenarios para la conversa, la reflexión y el debate de las situaciones; como un “modo de desarrollar la capacidad propia, comunitaria y colectiva, de adoptar la comunicación y sus medios como un proceso coadyuvante de las luchas sociales”, dice Gumucio. Es por sobretodo, buscar la manera de participar en la gestión, en la creación del proceso comunicativo que
involucra la participación de la comunidad.
Como dice el concepto central que define a la Comunicación para el Cambio Social (CCS), se trata de un proceso de diálogo y debate, basado en principios de tolerancia, respeto, equidad, justicia social y la participación activa de todos (Communication for Social Change Consortium, 2003)3 Las acciones intencionadas que ilustren el camino de las organizaciones o procesos sociales pueden construir una agenda desde este enfoque de comunicación que potencie estos principios y así permita que, los procesos de comunicación que se establezcan, cobren mayor sentido. Esto sin duda repercutirá en las formas, modos y piezas de comunicación que se establezcan para llevar el mensaje más allá del proceso que lo está viviendo. Es importante también recordar que, las organizaciones sociales, son actores claves para la promoción del cambio social. Son editores sociales, en términos de Bernardo Toro, con capacidad para reconstruir imaginarios de cambio en la sociedad.
5. Desafíos de la comunicación para el cambio
Hacer visibles esas nuevas racionalidades que son practicas ya en comunidades y se expresan en vivir la solidaridad, la complementariedad, el respeto por la naturaleza, fortalecer lo colectivo, construir comunidad, que son fundamentales para ir haciendo la transición a la construcción de esa otra sociedad más justa y equitativa.
Trabajar desde el enfoque cultura, evidenciar la pertinencia cultural para mostrar cómo se dan los procesos de transformación social y comprender como a partir de las prácticas alternativas que se están dando en las comunidades, en las personas vamos construyendo otra sociedad. Ya sabemos que la comunicación aporta a la producción de sentidos, desde la vida cotidiana. La comunicación trabaja sobre/con los imaginarios sociales, las formas como vemos el mundo, como reaccionamos, y contribuye con la transformación y las prácticas culturales.
Los cambios que movilizan los actores sociales se evidencian en sus agendas que hacen públicas con sus discursos y acciones. La agenda de incidencia va acompañada de una estrategia de comunicación, las dos son complementarias.
Al visibilizar las agendas locales, esta también la intención de ver como se articulan con agendas globales. Promover que los movimientos sociales migrar de un análisis local a lo global con la intención de sumar a cambios globales.
Los actos de la comunicación son intencionados, son actos pedagógicos y políticos que ponen a pensar e incomodan al estatu-quo, porque develan las desigualdades, las inequidades, los discursos alienantes y el miedo que paraliza la movilización social, el desarrollo del pensamiento crítico, condenando las formas de organización y participación de las comunidades y sectores más empobrecidos.
Por ello desde la música popular, la canción social, el cine, el arte, se hace sensibilización, concientización, comprensión para mover la inercia y movilizar el pensamiento y la acción.
Como llegar a la mayor cantidad de personas, comunidades ha sido una tarea en los 20 años de existencia de las radios comunitarias; hay pasos importantes hacia tener una mirada crítica y valorar más los alcances de estas al trabajar con un enfoque de comunicación para el cambio social.
Hoy estamos más atentos a las lecturas de como los jóvenes se mueven, donde se encuentran, como se organizan; es un desafío para la comunicación reconocerlos y vincularlos, haciendo visibles los circuitos por donde transitan con sus sueños,esperanzas y fortaleza para construir una sociedad mas humana.
Referencias:
1.- Gumucio-Dagron, A; Revista Signo y Pensamiento. #58 enero junio de 2011. “comunicación para el cambiosocial…” Universidad Javeriana. Bogotá
2-Gumucio-Dagron, Alfonso. Comunicación para el cambio social: clave del desarrollo participativo
3.- Signo y Pensamiento, vol. XXX, núm. 58, enero-junio, 2011, pp. 26-39. Pontificia Universidad Javeriana
Bogotá, Colombia