“Somos agricultoras, somos lideresas, somos madres, somos esposas”, es el testimonio de las integrantes del Comité de automonitoreo, una articulación intercomunal de la mujer rural de 18 comunidades de los departamentos de Santa Ana y Ahuachapán en El Salvador. Estas mujeres han sido capaces en dar vuelta a la tortilla. “Nos decían: solo los hombres pueden hacer casas y nos pusimos a construir casas”. Y añaden: “Aquí estamos poniendo fin al patriarcado”.


Aprendimos lo que era de los hombres
 
Hace 24 años, la Caritas de la diócesis de Santa Ana tomó la decisión de trabajar el tema de igualdad entre mujeres y hombres. El obispo de aquel entonces no estaba muy de acuerdo, pero Manuel Morán, por entonces coordinador del trabajo en lo rural, evitando llamar la atención durante los primeros años del proceso, inició el trabajo de capacitación y organización, dirigido a las mujeres en el campo. Hasta el día de hoy Misereor, junto con otras instituciones cooperan financieramente a Caritas Santa Ana para este trabajo. 
 
Fruto de los espacios de capacitación y de reuniones mensuales en muchas de las comunidades ha sido la conformación de grupos de autoahorro. El comité de automonitoreo como espacio nació a partir de las reuniones mensuales de las lideresas de estos grupos locales. De igual manera, durante el proceso nacieron otros comités de apoyo para ver temáticas especificas; como por ejemplo el comité de apoyo a la familia, brindando un acompañamiento a las iniciativas productivas y emprendimientos. A la vez nacieron comités de promotores. Punto de partida para los grupos de autoahorro con un pequeño capital semilla, facilitado por Caritas, estimulando el ahorro de las integrantes de los grupos. Una vez comprobada la permanencia y disciplina en el ahorro por parte del grupo, la persona participante puede prestar montos de dinero del fondo del grupo que le permite realizar iniciativas productivas, sea de la agricultura como también en otras ramas como producción de ropa, cosmética y otras. 



El comité de automonitoreo hace un encuentro mensual comunitario entre los grupos locales que permite el intercambio de saberes y el sentir de sus integrantes, en su gran mayoría mujeres, quienes, de manera permanente, se auto convencen y deciden emprender acciones. 
 
Son varios los temas que son abordados en el marco de las capacitaciones: agricultura ecológica, ahorro, niñez y juventud, vivienda, iniciativas productivas, tratamiento de aguas, cocinas ahorradoras, entre otros. Las capacitaciones van a la par con la puesta en práctica, con visitas e intercambio de experiencias. Recuerda Laura García, una de las integrantes más dinámicas del colectivo: “A los hombres no les parecía importante, ni los temas y tampoco nuestras reuniones, pero nosotras aprendimos lo que era de los hombres”. Jasmin Velásquez otra compañera del comité recuerda lo que sucedió cuando ella puso en práctica lo que había aprendido del cultivo de tomates. Los vecinos, viendo las plantas de tomate de Jasmin, le decían a su esposo: “Le ganó su mujer”.



Más allá de los comités de promotoras y de los grupos de autoahorro el comité de automonitoreo es un espacio de encuentro intercomunal que genera relaciones de afecto, solidaridad, hermandad, de liberación personal, auto ayuda, diálogos, autoterapia y de escucha. 
 
Del autoahorro
 
Las familias en El Salvador por lo general ahorran lo poco que pueden ahorrar en la banca tradicional. La banca invierte el capital captado y generar ganancias que nunca llegan a los ahorradores siendo l@s dueñ@s del dinero. Los intereses pagados por la banca sobre los ahorros son mínimos y en algunos casos tienen que pagar por guardar su dinero. Las mujeres de los grupos de autoahorro han roto con esta tradición a partir de un cambio personal: sustituir el paradigma del ahorro en la banca tradicional por el ahorro comunitario. Guillermo Navarro de Caritas Nacional comparte su reflexión: “Los grupos, al ser constituidos en su mayoría por mujeres, se convierten en un mecanismo para que las mujeres que ahorran, logren una independencia económica de sus maridos, estableciendo con ello relaciones más equitativas. Esto les genera una mejor autoestima y seguridad en sí mismas. Los grupos de autoahorro son medios que logran resolver necesidades cotidianas de diversa índole a las familias que acuden en busca de un crédito, pero también son medios que despiertan o animan a crear iniciativas productivas comunitarias.”
 
De conocimientos y cascadas
 
Durante el proceso que ya lleva más de 20 años, el número de grupos en las diferentes comunidades ha crecido y no todos los grupos cuentan con el apoyo directo de Caritas y sus espacios de capacitación. Ante esta situación y gracias a la articulación intercomunal de los grupos, aglutinados en el comité de automonitoreo, se ha optado por un modus operandi: con el apoyo de Caritas se forman personas promotoras en los rubros de agricultura y vivienda, la mayoría de ellas mujeres. Las personas promotoras, además de poner en práctica lo aprendido comparten sus conocimientos con las personas interesadas a nivel de su comunidad. Gracias a estas réplicas en forma de cascada los conocimientos alcanzan un umbral mucho más grande de personas. 
 
Las mujeres coinciden en su apreciación de que ha mejorado el nivel de vida de ellas y sus familias. Practican una agricultura orgánica, producen su propio abono realizan control biológico de plagas. Ha surgido una cultura del huerto, apuntando en primer lugar a la soberanía alimentaria. No se busca en primer lugar la siembra en grande y de monocultivos. Nadie quema la basura y la diversidad en las milpas refleja el concepto del cuidado: cuidado de la alimentación familiar, del medio ambiente y de la comunidad.            
 


Auditorias solidarias 
 
Actualmente existen 35 iniciativas productivas, la gran mayoría familiares, encabezadas por la mujer; se trata de emprendimientos agrícolas y avícolas, producción de ropa, zapatos, cosmética, lencería entre otras. En el marco de las auditorias solidarias, se hacen visitas desde el comité de automonitoreo para fortalecer las destrezas en contabilidad y mercadeo, finanzas y organización. 
 
El comité aglutina a los diferentes grupos e iniciativas de las comunidades a nivel regional, garantizando su representación; a la vez el comité garantiza el acceso para todas y todos a nuevos conocimientos, retroalimentación en los emprendimientos locales dinamizando la vida comunitaria a nivel local.         
 
Ahuachapán y Santa Ana no son la excepción en el éxodo rural: la mayoría de la gente joven migra a la ciudad y al exterior, preferentemente a los Estados Unidos de América. Las mujeres del colectivo con referencia a sus hijos tienen dos pendientes. Desde la educación evitan reproducir el rol clásico y patriarcal en sus hijos varones. A la vez y particularmente desde los grupos de autoahorro como núcleo principal a nivel de su comunidad ofrecen actividades para niñas, niños y adolescentes, involucrándoles desde espacios lúdicos y actividades concretas en los procesos de autogestión, soberanía alimentaria y agricultura sostenible. El reto en todo esto es corregir la imagen negativa generalizada que vivir en el campo es sinónimo de falta de oportunidades. En el comité igual que en los grupos locales ya se ve la segunda generación participando; lo intergeneracional en plena marcha y andando. 
 


De diversidad, abundancia y protagonismo
 
Tan diverso como son los emprendimientos productivos en las diferentes comunidades lo son los grupos de autoahorro, en cuanto al número de integrantes, su volumen de capital, su volumen de cartera y sus actividades más allá de ahorrar y prestar. Una constante es que durante el año casi el total del capital es colocado como préstamos y el manejo del efectivo obedece a un control cruzado entre dos personas. 
 
Hay promotoras agrónomas que producen tanto biol, también pesticida de Neem que lo venden. Ante el círculo diabólico de insumos agrícolas caros y precios demasiado bajos de sus productos, las mujeres optaron por priorizar la soberanía alimentaria ante una venta desfavorable. Ena Vásquez comparte: “En mi comunidad vendemos los víveres producidos por nosotras junto con otros artículos en un pequeño supermercado comunitario; la motivación para que compremos allí en vez de otros lugares es que comprando en nuestro supermercadito logramos que la utilidad se quede con nosotras y al final del año nos repartimos las ganancias”. Doña Ena es cabeza de familia, tiene más de mil gallinas ponedoras y reparte en su moto la producción de huevos en su localidad. El dinamismo de Doña Ena es algo que tienen en común las mujeres del Comité: ¡es que no paran!
 


El comité con sus grupos locales, acompañados por Caritas de la diócesis han orientado su trabajo y dibujado sus futuros deseados desde una lectura y convicción de la abundancia, superando la escasez como limitante emocional y motivacional para trazar el futuro. Partiendo de esta abundancia y poniendo en práctica su convicción y capacidad de crear nuevas realidades se ha convertido en ruta y en el protagonismo de las mujeres; o dicho con las palabras de Marta Julia Puente: “Somos mujeres liberales”. Y, sin duda empoderadas.

            
Mapas mentales y receta para realizarse
 
A la invitación de expresar en una sola palabra lo que significa para las personas el proceso del comité, surge una lluvia de palabras, algunas de ellas: “Felicidad, conocimiento, tejido humano, unidad, calidad de vida, esperanza, fortaleza, independencia, solidaridad, orgullo, empatía, entrega, potencial, armonía y convivencia”.  Y como lecciones aprendidas las personas reunidas nos comparten: “Perseverancia, tener fe, nutrición afectiva, deseo de superación, fortalecer autoestima, aceptarnos como somos, tolerancia”. Y como moraleja: “El camino no es fácil, pero tampoco difícil”.



Mensajes al Futuro

1 “Desde el momento que nos dimos cuenta que somos capaces a mucho más de lo que siempre nos han dicho, pues no hemos parado”. Cuando nuevos conocimientos y acompañamiento organizativo se cruzan con un protagonismo y autonomía de las personas, nace la autodeterminación y la puesta en práctica de crear nuevas realidades.
2 El análisis de la realidad desde una lectura y convicción en la abundancia, superando la escasez como limitante emocional y motivacional abre nuevas perspectivas para trazar y alcanzar futuros deseados.
3 La experiencia muestra la factibilidad de mover y transformar paradigmas: desde la redefinición de roles y superación del patriarcado hasta la rehabilitación de la imagen deteriorada de la vida rural.

El texto fue elaborado, basado en conversaciones con varias integrantes del comité automonitoreo, entre ellas miembros de su mesa directiva: Isabel Samayoa, Laura García, Cecilia Martínez, Vilma Esquivel, Concepción Pineda y Concepción Valle y personas de la Caritas de la diócesis de Santa Ana, entre ellas Rosaura Aguirre y Manuel Morán durante una jornada en la comunidad La Coyotera, en el departamento de Ahuachapán por Jorge Krekeler (coordinador del Almanaque del Futuro - facilitador de Misereor por encargo de Agiamondo) en julio de 2024. Muchas gracias a todas y todos por su apertura, cariño e interés. Un agradecimiento especial para Guillermo Navarro de Caritas El Salvador por su apoyo y acompañamiento durante toda la gira por el país, generando complicidad en torno a tejer sinergia para construir el futuro desde el presente.


Créditos

Autores:
Jorge Krekeler | jorge.krekeler@posteo.de

Diseño:
Gabriela Avendaño

Fotografías:
Caritas Santa Ana - Jorge Krekeler

Datos de contacto en cuanto a la experiencia documentada:
Comité de Automonitoreo c/o Caritas Diócesis de Santa Ana
caritassangtaana@yahoo.es | facebook: caritassantaana

Edición: octubre 2024


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