Crear procomún para escapar del mercado inmobiliario

La dificultad en el acceso a la vivienda es un grave problema social. Y aún lo es más cuando quienes se lucran del encarecimiento de hipotecas y alquileres son fondos buitre internacionales cada vez más poderosos. La vivienda no es un conflicto solo del presente, sino que ha generado desigualdades e injusticias a lo largo de la historia. Estas han derivado en la creación de movimientos que han convertido la desobediencia civil en un derecho social. Las principales formas de organización pasan por las huelgas de alquiler y por combatir los desahucios por impago. 

Uno de los países pioneros en la creación de organizaciones de inquilinas es Alemania. De hecho, en Libres, dignos, vivos, las autoras cuentan la historia del Miethäuser Syndikat. Se trata de una federación de cerca de 140 edificios de viviendas de alquiler que han sido retirados del mercado inmobiliario y que ahora son asequibles y se gestionan de forma P2P. 

Y hay más iniciativas que demuestran la enorme predisposición del país germano para organizarse y conseguir viviendas dignas y asequibles. En Berlín consiguieron implantar una ley para congelar el precio de los alquileres durante cinco años, y a finales de este mes se hará un referéndum consultivo para expropiar a grandes tenedores como Deutsche Wohnen, que dispone de 110.000 viviendas en la capital alemana. Tal referéndum se celebrará el 26 de septiembre, junto con las elecciones federales y regionales de Berlín, y el resultado podría reverberar en la lucha por una vivienda digna a escala global. 

En el Estado español hay una especial opacidad en el mercado inmobiliario del alquiler, aunque sí se conocen algunos de los entresijos de la patronal inmobiliaria. Mediante una pormenorizada labor de investigación, los sindicatos de inquilinas de Barcelona y Madrid (dos de las principales ciudades que se ven más afectadas por la subida de precios del alquiler en España), y plataformas como la PAH, han conseguido considerables progresos en materia de regulación del alquiler desde sus inicios en 2017. Además, las organizaciones sindicales españolas cuentan con un importante movimiento de base que se organiza para hacer seguimiento de los casos particulares mediante la cooperación vecinal, convirtiendo así lo individual en colectivo. 

A escala internacional existe la International Union of Tenants (IUT), cuyo recorrido comienza en la década de 1920 y que en la actualidad congrega a asociaciones de inquilinas de casi 50 países. En el continente latinoamericano, una de las organizaciones sindicales con fuerza es la Unión Argentina de Inquilinos (UAI). Hay muchos ejemplos más, y por supuesto que la regulación del alquiler y la eliminación de los desahucios por impago son solo una solución a corto plazo. 

En el largo plazo quedan otros aspectos por los que luchar, como una ampliación considerable del parque de vivienda pública y de alquiler social, o políticas públicas valientes que impidan el acaparamiento y la evasión fiscal a través de bienes inmobiliarios. En todo caso, es urgente que se detenga la especulación inmobiliaria para que las personas tengan derecho real a una vivienda digna. Y para ello se requiere perspectiva, empatía, organización, capacidad de resistencia, espacio, tiempo. En pocas palabras, se requiere crear procomún.

Un abrazo, buena vuelta del verano y hasta pronto,

Javier (y el resto del equipo de Guerrilla Media Collective)