La mentira de la vida – nada tiene que cambiar (entrevista con Harald Welzer)

Entrevista de Die Wochenzeitung: der Freitag con Harald Welzer (resumen de la entrevista traducido del alemán por Jorge Krekeler)

Harald Welzer está cabreado porque la economía no puede pensar en el capitalismo sin crecimiento. Aquí se explica.

Pregunta: Señor Welzer (HZ), usted ha escrito un libro sobre la austeridad: un elogio de la técnica cultural de parar. ¿Por qué?
HW: Porque como sociedad tenemos que lidiar con problemas de finitud, que no significa otra cosa que: Tenemos que parar (ser más austero, cambiar rutinas). La crisis climática es un problema finito. Si salimos de un rango bastante estrecho de una temperatura adecuada para la supervivencia, entonces la forma de vida humana llega a su fin. La extinción de especies es un problema finito: ya hemos perdido cerca del 70% de las especies de insectos, pero cuando lleguemos al 100%, será el fin de las cadenas alimentarias, la polinización, etc. Al mismo tiempo, nuestra cultura ignora sistemáticamente la finitud. No tenemos el concepto de finitud, no aprendemos a parar, optimizamos. El ejemplo más llamativo de optimización es la sustitución de los motores fósiles de los coches por motores eléctricos: Es evidente que tenemos un problema climático y de
tráfico, pero en lugar de plantearnos qué tipo de locomoción queremos practicar realmente, seguimos con los mismos coches y sólo optimizamos la conducción.

Pregunta: No nos detenemos, sino que nos reorganizamos. ¡Estamos descarbonizando! ¿No crees que es una buena idea?
HZ: …es una buena idea reducir las emisiones de CO2, sin duda. Pero eso solo no será suficiente. Estamos pensando -esto es casi paradójico- en una reducción con un aumento permanente. En términos de consumo futuro de electricidad, por ejemplo, estamos hablando de una multiplicación de lo que se produce hoy. Sólo la industria química, si se electrifica, consumirá tanta electricidad como toda Alemania en la actualidad. Si tenemos un crecimiento económico del dos por ciento y China del ocho, eso significa que tendremos entre un dos y un ocho por ciento más de consumo de todo cada año. Más consumo de todo significa: más energía para obtener materias primas del suelo, del mar, de los bosques. Más energía para convertir los materiales en productos. Más energía para transportar el material por todo el mundo. Con esta lógica de permanente más y más, no será posible superar los problemas de finitud.

Comentario / pregunta: Sí, ¿pero lo permanente cada vez más acaso no es el corazón de nuestro sistema económico, del capitalismo? En otras palabras, si queremos acabar con él, ¿tendríamos que acabar también con el capitalismo?

HZ: Hemos aprendido que el capitalismo es la forma de economía más flexible de todas. Y si algo sabe hacer es adaptarse a las condiciones cambiantes del entorno. No puedo entender que la economía como ciencia no pueda imaginarse una teoría del capitalismo distinta a la dominante: el capitalismo funciona como una bicicleta: en cuanto dejo de pedalear, la cosa se vuelca. La gente que ha estudiado economía ……ha tenido
muchas décadas para pensar en cómo desarrollar realmente una forma económica que no dependa monotemáticamente del crecimiento. Llevamos 200.000 años de historia de la humanidad sin crecimiento en el sentido que se define hoy, y en ese tiempo se han hecho e inventado y mejorado bastantes cosas, así que ¿…por qué toda nuestra existencia y continuidad depende de un (solo) parámetro (que es el crecimiento)? Eso no tiene mucho sentido para mí, especialmente si limita nuestra capacidad de supervivencia, este parámetro.

Comentario: Eso no tiene sentido para ti, pero sí lo tiene.
HZ: ¿Qué quieres decir con eso? (Risas) Toda esta patraña que se enseña en las universidades hoy en día yde la que se nutre la economía estándar y se premia con los premios Nobel es históricamente un producto dela Guerra Fría: ¡el concepto de crecimiento hizo su carrera en la competencia de sistemas en primer lugar! Porque se necesitaban cifras de medición para demostrar qué sistema era el más exitoso y mejor. Los economistas clásicos nunca hablaron de crecimiento. Incluso Ludwig Erhard, antiguo ministro de Economía  canciller federal, insospechado de cualquier maquinación socialista, escribe en su libro «Prosperidad para todos» que los economistas deberían pensar en lo que viene después del hipercrecimiento a medio plazo. Lo escribió hace 60 años, pero nunca se ha hecho realidad.

Comentario: Porque el miedo nos desnuda cuando imaginamos una economía que no crece. Entramos en pánico.

HZ: Yo no. No tengo nada de pánico.

Comentario / pregunta: Pero, ¿también cree que es posible (con una economía que no tenga que crecer y crecer) dotar a nuestra sociedad de todo lo esencial para la vida…?

HZ: Sí, claro. ¿Por qué no?

Comentario: De acuerdo.
HZ: … todos somos increíblemente innovadores. Nuestra sociedad está aparentemente preparada para ser innovadora en todos los aspectos, pero no en el pensamiento económico. ¡Esto es una locura! Si el sector financiero cambia ahora y sólo realiza inversiones donde haya una gestión sostenible, entonces algo fundamental cambiará, a nivel de dinero, no de pensamiento. Si cada vez más empresas practican la economía del bien común, entonces utilizarán otros criterios para sus balances además de los monetarios, entonces medirán: ¿Cómo es la justicia hacia los empleados, como es la justicia hacia el medio ambiente? Si los costes medioambientales se internalizan por fin en la producción y dejan de externalizarse, etc., todo ello son planteamientos para un desarrollo social no orientado únicamente al crecimiento. Realmente me pone de los nervios que una sociedad moderna que se autodenomina científica rinda homenaje a esta creencia sin cuestionarla en los puntos relevantes. Me deprime como persona pensante.

Comentario / pregunta: Probablemente, en una economía que se base principalmente en el bien común, que no repercuta los costos a los demás, sino los precios en los costos, tendríamos que rebajar nuestras exigencias. ¿No lo crees?

HZ: … podría ser que uno tenga que prescindir de esas cosas en el futuro.

Comentario: Ahora bien, se podría decir que la compulsión a crecer no sólo concierne al capitalismo, sino que proviene de la disposición del ser humano, al menos desde que se ha hecho sedentario, ha practicado la agricultura, etc. Ese miedo que tenemos a protegernos contra el hambre que viene, que acumulamos cosas porque no sabemos cómo será el año que viene, si el invierno será duro, eso también hace que sea difícil
parar lo que estás hablando…

HZ: (Risas) Me hace gracia ahora mismo porque cuando leí el primer libro de (Yuval) Harari, pensé: quizá la idea de que la evolución humana avanza ya ha sido refutada con la revolución neolítica. Tal vez el acto de cazador-recolector era simplemente una forma de vida más inteligente, y la fatalidad comenzó con lo que acabas de describir…. Pero bueno, ya no podemos hacer nada al respecto.

Comentario / pregunta: Hay gente que dice que entonces se inventó el patriarcado y el trigo y el gluten comenzaron su indecible dominación. Mi pregunta es más bien…

HZ: Probablemente los cerebros también se han vuelto más pequeños.

Comentario: … posible. Pero cuando dices que hay que potenciar la técnica cultural de parar, mi pregunta es: ¿nuestra disposición, tal y como está desde que nos hicimos sedentarios, no dificulta precisamente eso?

HZ: Sí, puede ser que todo esto sea difícil. Pero eso no es un argumento para no hacerlo cuando hay que hacerlo. No podemos llegar al siglo XXI con lo que estamos haciendo actualmente. Eso está claro. Nuestra sociedad es como un individuo que se sienta en la consulta del médico con la esperanza de salir en un minuto, con las amables palabras: «Entonces nos vemos dentro de un año». Pero en lugar de eso, el médico dice: «Siéntese, por favor», luego empieza a hojear los expedientes y dice: «Hoy tenemos que hablar un poco más, ya que su vida demanda cambios…». Esta es la situación en la que nos encontramos actualmente, con nuestro excelente modelo de éxito, que desgraciadamente no puede continuar por razones de destrucción de
la naturaleza.

Comentario / pregunta. La escena que acaba de describir estuvo a punto de sucederle de manera similar: El año pasado tuvo un ataque al corazón al que casi no sobrevivió. Si continuamos con su metáfora: ¿Necesitamos como sociedad un ataque al corazón para despertar y darnos cuenta de que realmente tenemos que cambiar algo?

HW: Este infarto metafórico ya se ha producido. Por ejemplo, el acontecimiento con el que empiezo el libro, el accidente del enorme portacontenedores Evergiven en el Canal de Suez esta primavera. El barco se puso de lado porque el canal, que entró en funcionamiento en 1869, no estaba diseñado para un barco con 22.000 contenedores y 400 metros de longitud. Inmediatamente, todo se atasca a la izquierda y a la derecha del
Canal de Suez, la logística se colapsa por todos los puertos, las fábricas se paralizan…. Otro ejemplo de este tipo de infarto en el plano metafórico son las inundaciones que tuvimos en Alemania en verano, o los incendios: la enfermedad ya se está imponiendo, no es algo que esté por venir.

Comentario: Desde luego, no basta con ver y comprender algo. Todavía no conseguimos cambiar nuestro modo de vida.

HW: Sí, pero también es algo desagradable cambiar el modo de vida. Y también es muy desagradable cambiar la economía….Todos nos aseguramos que no queremos cambiar nada y delegamos nuestras esperanzas en los técnicos, los ingenieros y las futuras tecnologías que algún día nos traerán la salvación, pero no tenemos que mover el culo de ninguna manera ni limitarnos. Esa es la gran mentira vital de nuestro presente….. Cuando doy conferencias, por ejemplo a asociaciones empresariales, y luego digo que no habrá una lucha eficaz contra el cambio climático, contra el calentamiento global, sin (abandonar nuestras zonas de confort) pues hay apertura en tales círculos para debatirlo….

Pregunta: ¿Para usted, todo lo que se espera ahora del nuevo gobierno alemán y particularmente del partido verde no es suficientemente radical?

HW: Para mí toca cambiar de rumbo; eso no es ni siquiera radical. Ya en 1972, los autores del estudio del
Club of Rome «Los límites del crecimiento» pedían exactamente eso, un cambio de rumbo, un cambio de
dirección. Eso no es radical, no se trata de una revolución. Se trata de dar pasos importantes para hacer
negocios de forma diferente, para moverse de forma diferente, quizás para vivir de forma diferente, etc.
…..

Harald Welzer, de 63 años, es sociólogo, psicólogo social y profesor de «diseño de transformación». Ha publicado libros sobre numerosos temas, como la investigación de la memoria, el nacionalsocialismo y – recientemente- los retos sociales que plantea el calentamiento global. Actualmente dirige la Fundación Futurzwei. Su libro Nachruf auf mich selbst. Die Kultur des Aufhörens fue publicado por S. Fischer Verlag a
principios de octubre 2021.
Fuente del artículo / entrevista en alemán

Te compartimos el análisis del texto que fue realizado por el grupo de reflexión «Lectura Conspirativa»